Dos barcos a la deriva

Alberto y Cristina en la inauguración de las sesiones ordinarias legislativas 2022

Estamos navegando a escala global en un mar de incertidumbre . Hay infinidad de indicios de esa situación, que está ligada sobre todo a las consecuencias que ha desencadenado la invasión de Rusia, de Vladimir Putin , sobre Ucrania . Uno de esos indicios es el discurso que pronunció la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde , el 17 de marzo pasado. Ella es conocida nuestra porque es quien negoció con la Argentina el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que firmó Mauricio Macri . Lo que dijo respecto de lo que significa para Europa la crisis que se abre a partir de la guerra en Ucrania es muy revelador e interesantísimo, justamente porque expresa muy bien este nivel de incertidumbre en el que está viviendo la humanidad y, principalmente, quienes tienen responsabilidades de gobernar.

Lagarde dijo que, en este momento, se está ante un movimiento tectónico en Europa; es decir, algo que es profundo y al mismo tiempo estructural. Esto plantea, además, una cantidad de interrogantes que, a lo largo de su discurso (y esto es lo interesante), ella no sabe resolver, pero que están ligados sobre todo a la cuestión energética y a todas las derivaciones que tiene lo energético sobre el conjunto de la economía y, en general, de la vida humana.

En su discurso, Lagarde plantea que ya había un aumento de precios inquietante de la energía. Ella dice que, en lo que va del año, el petróleo aumentó 44% y el gas, cerca de un 75%. Y subraya también que hay cosas que no miramos; como por ejemplo, que Rusia y Ucrania producen el 30% de las exportaciones mundiales de trigo, lo que genera un aumento en su precio, que está tratando de resolver el gobierno argentino con intervención en ese mercado.

Del mismo modo, detalla que Ucrania suministra el 70% del gas de neón, crucial en la industria de los semiconductores, que está en el centro de la provisión de productos para la industria electrónica. Otro dato interesante: desde Rusia procede el 20% el uranio enriquecido que consumen las plantas nucleares que producen energía en Estados Unidos; es decir, estamos hablando de que la guerra de Ucrania plantea un colapso o, por lo menos, una crisis de gran dimensión en el corazón de varias industrias, no solamente en la de los hidrocarburos, que ya de por sí es un condicionante extraordinario de toda la economía.

Todo este planteo que hace Lagarde envuelve un problema que ella está viendo: una mayor inflación a escala internacional. Ya se suponía que iba a haber una inflación importante derivada de la salida de la pandemia, pero ahora ella dice que habrá otro tipo de inflación derivada de la salida de la guerra, que aparecerá durante la guerra y después de esta . Esto quiere decir que la inflación es un fenómeno que llega para permanecer mucho tiempo entre nosotros y que plantea, a su vez, incógnitas, desde el punto de vista de la política monetaria europea, muy difíciles de responder. "Nuestra perspectiva actual se puede resumir claramente en las palabras de Maya Angelou: ‘Esperamos lo mejor, estamos preparados para lo peor y no nos sorprende nada en el medio’", cerró la presidenta del Banco Central Europeo citando a aquella líder de los derechos civiles, cantante y poeta de los Estados Unidos.

Este es el mundo en el que estamos viviendo. ¿Por qué importa esto? Primero, porque somos parte de él, pero además porque, desde la perspectiva en que nosotros lo miramos, que es la de nuestra peripecia argentina, este mundo tan incierto implica o produce que, antes de que el acuerdo con el Fondo sea aprobado el viernes que viene por el directorio del organismo, ya haya quedado totalmente desactualizado, especialmente en materia de precios energéticos, de subsidios a la energía y de la demanda de reservas del Banco Central, que plantea la necesidad de comprar gas. Hay toda una gama de problemas macroeconómicos que rodean a la cuestión sectorial de la energía.

De este problema apareció un síntoma la semana pasada que revela el problema energético, el problema fiscal y un problema político. Se trata de una carta, que el Gobierno trató de disimular, firmada por el secretario de Energía, Darío Martínez . Fue dirigida al ministro de Economía, Martín Guzmán -que es su jefe inmediato- y enviada con copia al presidente de la Nación, Alberto Fernández . Es una carta extraordinariamente inusual por lo dura, por lo terminante y por lo indignada. Se parece bastante a aquel conflicto que apareció entre Guzmán y Federico Basualdo , cuando Guzmán intento reemplazarlo (y hasta el día de hoy no pudo, a pesar de todas las promesas que le formuló el Presidente) por el aumento de las tarifas eléctricas. Basualdo, respaldado por Cristina Kirchner , se plantó diciendo que no sería mayor al 9%; y ese fue el principio de la disidencia de la vicepresidenta con el acuerdo con el Fondo, que...

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