Dos bandos en el Gobierno en medio de la crisis

Nosotros y ellos. Nosotros y ustedes. Cristina Kirchner les habla así a los funcionarios de su propio gobierno. La Presidenta está parapetada cada vez más en un círculo muy reducido. "Ellos" o "ustedes" no son la oposición ni los empresarios ni los medios periodísticos; son los integrantes del Gobierno que no pertenecen al "nosotros". El sectarismo que presupone esa manera de expresarse ha impregnado todas las relaciones del Gobierno, desde las que afectan a la sociedad hasta las que incluyen las relaciones internacionales. El "nosotros" es, a su vez, un grupo de personas que mira nada más que a la Presidenta, que está pendiente de su palabra o de su silencio, y que hace girar la vida política alrededor de ese solo astro.El "nosotros" se reduce a la propia Cristina Kirchner, a su familia, a Axel Kicillof y a los dirigentes de La Cámpora. Ese alineamiento quedó explícito en el reciente viaje presidencial a Roma y a Nueva York. Los lugares estelares de las fotos se reservaron siempre para la Presidenta y los dirigentes camporistas. Salieron del primer plano hasta los funcionarios que por razones protocolares (el canciller y los embajadores, por ejemplo) debían estar a su lado. "Ellos" o "ustedes" son directamente el resto del Gobierno, incluidos funcionarios designados por Cristina que la ven con cierta frecuencia.Hace poco, un funcionario que se creía cercano al poder tropezó con el desencanto. Le dijo a la Presidenta que "deberíamos" tomar una medida puntual sobre un problema sin mucha importancia. "Eso es lo que creen ustedes. Nosotros pensamos otra cosa", le asestó la jefa del Estado. Decepción. Aquel funcionario también había sido expulsado del paraíso. Se lo contó luego a uno de los principales dirigentes de La Cámpora, los príncipes de un reino que se extingue. La respuesta lo dejó peor que antes: "Te equivocaste. Debiste hablar primero con nosotros. A nosotros nunca nos dice que no".Un elemento claramente distinto entre unos y otros es la manera de imaginar el destino. Los jóvenes que rodean a la Presidenta evalúan sólo la política y jamás incorporan la economía como un dato condicionante de la política. Leen las encuestas y descubren que Cristina tiene alrededor del 40 por ciento de aceptación social. Se preguntan: ¿qué presidente llegó en esas condiciones al final de su mandato después de 10 años de poder? Nadie, se responden. ¿Podrá el próximo gobierno prescindir del liderazgo político de Cristina y de la fuerza institucional que representará? La...

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