Dólares para pocos, una única política de Estado

El afiche de Alberto y Cristina Kirchner que firmó el Presidente.

El lunes, en el acto de la CTA en Avellaneda, en el momento en que cuestionaba a las organizaciones sociales y a lo que llamó política asistencial "tercerizada", Cristina Kirchner tenía una novedad que no todo el Gobierno compartía: Juan Zabaleta, ministro de Desarrollo, estaba evaluando sacarles 180.000 planes a esos movimientos y dárselos directamente a gobernadores e intendentes, algo que anunció finalmente anteayer. La vicepresidenta no solo sabía de la iniciativa, entre otras razones porque tres semanas antes había estado reunida con él en el Senado, sino que decidió tomarla y exponerla con estilo propio. "¡Si Evita los viera… mamita!", dijo.

La interna del Frente de Todos acaba de entrar en fase territorial. La disputa por el manejo de esos recursos es en el fondo la del control de la calle. Para el kirchnerismo es casi lo mismo: no hay en su cosmovisión un elemento sin el otro. Alberto Fernández tira desde el otro lado de la manta: ha encontrado en el Movimiento Evita al único aparato capaz de equiparar la capacidad convocante de La Cámpora. "Si Evita nos viera, estaría orgullosa", contestó anteayer la agrupación en Twitter. La disputa incluye también un intangible, algo parecido al sello del PJ: "Estamos en una etapa preperonista", venía repitiendo Pérsico. "El peronismo es laburo", provocó Cristina Kirchner. Y lo interesante del debate es que transcurre durante un gobierno que los incluye a ambos.

Zabaleta debe hacer pie en medio de estas tensiones. Consciente de que no incomodar a Pérsico está entre los pedidos presidenciales, necesita al mismo tiempo resguardarse porque, además de ministro del área, él es un intendente de licencia que pretende volver a su distrito, Hurlingham. Está forzado a convivir entonces con las organizaciones sociales, a las que viene auscultando desde que asumió no solo porque advierte que los recursos no se están asignando de la mejor manera, sino por propio instinto peronista: tiene sondeos que les endilgan a estos movimientos una imagen negativa comparable a la de los sindicatos. A fines de diciembre, a través de una resolución, el ministro les permitió a los beneficiarios de los planes cambiar de unidad de gestión, es decir, pasarse de una cooperativa a la otra. Una especie de desregulación del sector, algo siempre resistido por estos dirigentes. Y, días después, en febrero, anunció que no daría más altas en los planes.

Cristina Kirchner...

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