De la división al desconcierto

Una manifestación opositora al Gobierno en el confeso comienzo de un proceso de desestabilización electoral del oficialismo. El 25 de septiembre, menos de un mes antes de las elecciones legislativas del 22 de octubre, el congreso confederal de la central obrera se reunirá para fijarle una fecha a otro paro nacional. Eso sucedió en el distrito donde un 65% de los votantes apoyaron en las primarias del 13 del actual las políticas fundamentales de Mauricio Macri (Martín Lousteau, que obtuvo un 15% de los votos, hizo una campaña vecinal sin grandes críticas al gobierno nacional, y Elisa Carrió cosechó cerca del 50% de los sufragios capitalinos).

La escenografía, los acotados incidentes entre camarillas sindicales (clásicos de estas concentraciones), el caos del espacio público capitalino y el dramatismo de los discursos terminarán dejando sin trabajo a Jaime Durán Barba. ¿Para qué necesitaría el Gobierno un intelectual de la estrategia electoral si los adversarios hacen todo lo que pueden para arrimarle más votos al oficialismo? Los acontecimientos de ayer exhibieron, más que cualquier otra cosa, el grado de fragmentación y de confusión que existe en el gremialismo. De hecho, casi ninguno de los históricos caciques de los sindicatos más grandes estuvo presente, con la excepción casi huidiza de Andrés Rodríguez, líder de los empleados públicos.

Fuentes oficiales estimaron que la concurrencia osciló entre los 50.000 y los 70.000 asistentes, aunque los organizadores aseguraron que hubo muchos más. Sea como fuere, lo cierto es que las agrupaciones que movilizaron más gente fueron las organizaciones sociales, que tienen poco y nada que ver con la central obrera. Las organizaciones sociales vienen reclamando una ley de emergencia alimentaria. La ley de emergencia alimentaria es rechazada por el gobierno de Macri porque la considera innecesaria y porque, además, significaría un mal mensaje al exterior. La Argentina es uno de los principales productores de alimentos del mundo.

También tuvo protagonismo ayer la izquierda más radical, la que cultiva ideas trotskistas, como el Polo Obrero y el Frente de Izquierda y los Trabajadores. Es un caso extraño, porque las comisiones internas que militan en esos partidos son los grandes enemigos de los dirigentes sindicales de la CGT. El caso más reciente es el del Sindicato de la Alimentación. Su líder nacional, Rodolfo Daer (hermano de Héctor, uno de los tres secretarios generales de la CGT), firmó el acuerdo con...

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