Distintos caminos para acercarse al corazón xeneize

"Loco. Loco. Loco. Frená un cambio. ¿Te parece?" En voz baja, como sugiriendo no seguir adelante con el plan de su compañero, Nicolás Lodeiro expresa su temor ante Daniel Osvaldo, al que no se le ocurrió mejor idea que hacerle una manteada al kinesiólogo que sacó la foto grupal que no le gustó tanto al entrenador Rodolfo Arruabarrena. "La sacó malísima", se quejó el delantero, con esa desfachatez que contrasta con el modo mesurado del N° 10 de Boca. Al fin, dos personalidades diferentes que de a poco se ganan un lugar en el corazón de los hinchas xeneizes.

Uno tiene un carácter intempestivo; el otro, todo lo contrario. Está el que usa lentes de colores para el sol y estilo vintage para otras ocasiones, y se viste con remeras ajustadas y de estilo rockeras; mientras su compañero sale siempre del vestuario prolijamente vestido, de jean clásico y chomba a tono. A diferentes edades, a Osvaldo, a los 29, y a Lodeiro, a los 25, sus carreras dieron un giro que los depositó en La Boca y, en poco tiempo, ya escucharon los aplausos de agradecimiento por sus respectivas actuaciones.

"Me siento, como dije desde que llegué a Boca, como en un sueño. Con una felicidad enorme que no me ha pasado en otros lados. He jugado en clubes importantes, pero la sensación no es la misma. Estoy cumpliendo el sueño de hincha y de jugador también, porque a cualquiera le gustaría jugar en la Bombonera", expresa un Osvaldo que lleva anotados tres goles en cuatro partidos con la camiseta de Boca, los dos últimos anteanoche, ante Zamora.

El uruguayo se llevó una de las mayores ovaciones de su carrera cuando fue reemplazado en el encuentro ante los venezolanos. No sólo por haber marcado su primer gol con la camiseta xeneize (en siete partidos), sino también por ser un motor de asistencias para sus compañeros y por colaborar con el mismo empeño en la recuperación. "Significa mucho. Desde el primer momento que entré a la Bombonera se me erizó la piel. Que te cante y ovacione todo el estadio es algo inexplicable, no sé definirlo con palabras. Esto me motiva a no bajar los brazos", manifiesta un conductor con despliegue y asistencia y al que Osvaldo calificó de "bestia, por lo que corre y por lo que juega".

Ambos compartieron el festejo grupal que retrató el kinesiólogo de Boca, Sergio Brozzi, por pedido de Osvaldo al anotar el cuarto gol del partido. Pero antes, Lodeiro protagonizó un festejo solo entendido por pocos en la Bombonera. Se sacó el botín y emuló llamar por...

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