Un díptico que es espejo de la historia del país

Las dos nuevas propuestas que acaba de estrenar Alfredo Arias en el Cultural San Martín tienen algo de un potente díptico sobre la historia de nuestro país a partir de dos personajes icónicos de la cultura popular argentina: doña Petrona C. de Gandulfo, en Comedias reposteras, y Fanny Navarro, en Deshonrada.

La doña Petrona suya es una especie de artista plástica tan pop como folk que convierte su cocina en un atelier en tiempos en los que no se sabía nada (o apenas una pizca) del colesterol, las calorías, la anorexia y las dietas balanceadas. La responsabilidad de darle cuerpo a doña Petrona, ecónoma para necesidades y urgencias, recae en Alejandra Radano. Ella es la que hace leudar a esta santiagueña cabrona, lúcida, entrañable, engreída y militante de la cocina de gas cuando estos aparatos eran símbolos de una revolución que llegaba a las casas de todos (y todas).

A su lado está Arias. No hace de Juanita, su fiel asistenta. A lo sumo, evoca al niño/adolescente/joven que fue mientras, en el televisor blanco y negro de su casa materna, esta señorona le pintaba un mundo tecnicolor que él adoraba tanto como al mundo de las divas de cine y de la comedia musical.

Comedia repostera es una lectura escénica. Es como si el ecónomo escénico de don Arias hubiera encontrado en ese modo de representación al borde de lo radial el punto justo de cocción. O, tal vez, cabe pensar que en aquel acting de cocinar frente a una cámara en vivo ya había una reflexión sobre lo teatral que a él le interesaba evocar, volver a representar.

El resultado es una propuesta fresca en la cual las comidillas de esta madama del delantal se complementan con las densidades de un niño/joven/adolescente al cual el tiempo familiar, social y político intentaba modelar según los rígidos parámetros de la época y su recetario de construcción del "ser varón" cueste lo que cueste. En ese diálogo imposible escrito por Arias, los dos se convierten en compinches, en aliados, en visionarios de otros mundos posibles de la creatividad.

Si Comedia repostera remite a un mundo tecnicolor, Deshonrada es una paleta definida por el contraste, por el blanco y negro, por la luz y la sombra en tiempos de fanatismos, disputas sociales y antagonismos políticos posteriores a un golpe de Estado que parte de lo que la historia llamó Revolución Libertadora. Esta vez, nuevamente...

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