Dio vuelta la historia y ya ganó más de lo que perdió

River sabe de historias de finales en la Copa Libertadores. Todas de botines macizos y corazones calientes. En ninguna le escapó a la pierna fuerte porque no se lo hubiera permitido la estirpe continental. Además, por algo había llegado hasta el gran mano a mano. Las sensaciones fueron y vinieron: alegría, frustración, sonrisa y llanto. Son las reacciones habituales de lo que en la Argentina, para bien o para mal, se vive como un rito. Eran cuatro, una por década, entre 1966 y 1996, hasta la noche en la que los millonarios desnivelaron entre victorias y derrotas. La gloria fue suya otra vez.

1 en 1986, la estrella de un equipo inolvidable

Después de una búsqueda demasiado dura y que, por momentos, se volvió un sufrimiento a lo largo de los años, River dio la primera vuelta olímpica en 1986. Fue de la mano de Héctor Veira, en el recordado equipo que tenía como columna vertebral a Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Américo Gallego, Norberto Alonso, Antonio Alzamendi y Juan Funes, decisivo en las finales con América de Cali. Ya no estaba Enzo Francescoli -transferido a Olympique-, que había sido fundamental en la campaña que le había dado el título local, pero los millonarios se las arreglaron igual. Primero fue Ramón Centurión el que ocupó la posición de centrodelantero y terminó como goleador del conjunto argentino, con siete conquistas, hasta que se quedó afuera por un problema de doping en el campeonato local. Fue cuando apareció en escena Funes, autor de un tanto en la victoria en Colombia (2-1) y de la única conquista en la revancha. Entre Centurión y el uruguayo Alzamendi metieron 13 de los 23 goles de River en el título.

En la Libertadores pisó fuerte de principio a fin. En la primera etapa ganó el Grupo 1, compartido con los uruguayos Wanderers y Peñarol, y Boca, con el que empató 1-1, como visitante, y al que venció por 1-0, en Núñez. En la segunda etapa también ganó su zona, la A, y se clasificó a la llave decisiva por encima de Argentinos y de Barcelona, de Ecuador. River sufrió porque el equipo de la Paternal lo tuvo arrinconado e, incluso, debió disputarse un desempate, que terminó 0-0 y que favoreció a los millonarios por mejor diferencia de goles en el grupo. Es más, fue el único que lo derrotó en la Copa: 0-2, en el Monumental, por el segundo partido. Superado el gran obstáculo llegó con el ánimo en el punto máximo para la pulseada con América. Ese equipo sería campeón de la Copa Europeo-Sudamericana, a fin de año, en Japón, donde...

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