Quién dijo que el Gobierno no cumplió

Qué bueno es volver. ¡Cómo los extrañé! A los políticos, digo. A políticos, sindicalistas, jueces, economistas... Qué paradoja: vivir sin ellos no es fácil, y con ellos, imposible. Pero vayamos a los bifes: el gran suceso del año es que por primera vez un gobierno no peronista va a terminar su mandato. Lo terminará en tiempo y forma. Bueno, en tiempo. La macana es que no sé si vamos a poder festejar este acontecimiento histórico, porque probablemente antes el Gobierno termine con todos nosotros.La fórmula que propongo es que, mientras duremos, mientras resistamos, hagamos lo posible por disfrutar cada minuto. Yo, por ejemplo, me doy ánimo pensando en que si llego a octubre podré votar a Macri o a Cristina, a Massa o a Urtubey, a Lavagna o a Tinelli, a Espert o a Olmedo, a un Bolsonaro que se inventen las redes, a Grabois si me lo piden desde Santa Marta, a Scaloni si gana la Copa América en Brasil, a D'Onofrio (o a Gallardo, o juntos). Es impresionante el abanico de posibilidades que se nos presenta, y eso que me estaba olvidando de Scioli. Y, en caso de que el dólar siga planchado, tampoco descartaría a Nico Dujovne. Que podría lanzarse así: "El que apuesta al dólar, eventualmente, quizás, en una de esas, puede perder".¿Se entiende cuál es la idea? Ponerle actitud a un año cuesta arriba. Como Massa, el más ingenioso, un auténtico innovador del marketing político. Sergio dejó el "tajaí", justo cuando estaba empezando a prender en la gente, y ahora en los spots lo vemos contándonos, mientras maneja su auto, no los planes que tiene para bajar la inflación, sino la lista de Spotify que va a escuchar en la ruta. "Y aunque alguno se me enoje, pondré también algo romántico de Arjona", dice. ¡Qué jugador! Gracias, Sergio, por aparecer tan amable y cercano. Lástima que tu cambio de look haya sido empañado por el tuit venenoso del politólogo Andrés Malamud: "Fenomenal el nuevo spot de Durán Barba".Otro hit del verano fueron las sandalias con medias tres cuartos de Lavagna. A ver. Coincido en que esa foto jamás podría llegar a la tapa de ¡Hola!. Pero descalificar a don Roberto, el primero que denunció la corrupción kirchnerista en la obra pública, el primero en plantársele a Néstor, el que ordenó durante la presidencia de Duhalde la hecatombe económica (después los Kirchner se atribuirían ese mérito, uno de los tantos robos que perpetraron), descalificarlo, digo, por un outfit no del todo logrado me parece atroz. Eso sí, si don Roberto decide...

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