Otra difícil prueba para las autoridades

Nadie puede asegurar que el desalojo del predio tomado en Villa Lugano, mediante el trabajo conjunto y ordenado de fuerzas de seguridad federales y locales, al amparo de una orden judicial, marque un antes y un después respecto de un problema que parece no tener fin en la ciudad: la ocupación de terrenos fiscales como mecanismo de negociación.Un mecanismo que, esta misma semana, volvió a aflorar en el Bajo Flores. Allí, no sólo perdura el asentamiento bautizado La Veredita, instalado en 2009, sino que se sumaron nuevas casillas en las últimas semanas. El desalojo de La Veredita también había sido ordenado por la Justicia, y confirmado en segunda instancia, pero la usurpación sobrevive en Portela y Riestra.Hasta ahora, en la mayoría de los casos, los desalojos sólo habían sido posibles luego del pago de subsidios. Y la emblemática usurpación del parque Indoamericano, en Villa Soldati, luego de un primer desalojo violento y fallido, logró...

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