Diego Velázquez, en su momento

En una misma semana, a Diego Velázquez le avisaron que estaba ternado para el Martín Fierro por su impecable trabajo en Los siete locos y El lanzallamas, la serie de la TV Pública basada en el texto de Arlt, y que por su protagónico en la película La larga noche de Francisco Sanctis había sido seleccionado como mejor intérprete. "Fue una semana un tanto extraña... -dice en un bar de Villa Crespo-. Igual yo tengo una relación rara con los premios. Los agradezco, pero no los entiendo y tampoco me va que en los que tienen ternas algunos terminen convertidos en perdedores; no es parte de mi naturaleza. Por otro lado, los actores tenemos el ego desatado y está bueno tenerlo bien agarradito."

Diego nació en Mar del Plata. De joven hizo lo que hacen lo que nacieron allá: fue mozo, fue carpero, trabajó en una playa de estacionamiento. Pero su obsesión era otra: se pasaba horas armando fichas y cuadernos de actores y actrices famosos. Entre su Voligoma, las tijeras, los marcadores y el imaginario del cine, construyendo, quizá, su propio imaginario de actor.

Ya radicado en Buenos Aires, este talentoso intérprete y bailarín trabajó en obras que dejaron una verdadera marca en la escena (imposible pasar por alto Decidí canción, Los sensuales, 23.340, Exhibición y desfile, 3EX o Estado de ira). Una noche, después de una función, lo esperaron Andrea Testa y Francisco Márquez, los directores de la película. Tímidamente se presentaron y le acercaron el guión del film que acaba de ganar el Bafici y que fue seleccionado para Cannes. "No me pienso perder la experiencia de ir a Cannes", apunta quien ha encontrado en el cine otro campo de expresión sin olvidar nunca al teatro. De hecho, no piensa...

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