Diego Rafecas: un cineasta afecto a los relatos con mensaje

A lo largo de una carrera tan corta como intensa, que se cerró ayer con una prematura muerte a los 46 años, Diego Rafecas trabajó para ganarse un lugar en el cine argentino desde una multiplicidad de tareas y responsabilidades: fue actor, guionista, productor y director de la mayoría de sus películas. Dedicó los mayores esfuerzos a proponer un cine aleccionador, generoso en subrayados y personajes de trazo grueso. Parecía convencido de que un planteo didáctico sobre algunas cuestiones sensibles para la opinión pública y abiertas a la controversia resultaban más útiles que liberar al espectador para que pueda por sí mismo sacar conclusiones sin necesidad de sobreexplicados.

Estos excesos llevaron a que películas cargadas de buenas intenciones como Un buda (reflexión sobre la espiritualidad y sus efectos), Paco (un retrato testimonial de las víctimas de una cruenta adicción) y Ley primera (una crónica de los abusos históricos y recientes sufridos por comunidades aborígenes del Chaco) encontraran la repercusión buscada por su realizador. Las películas de Rafecas encontraron más eco y espacio para la polémica en los medios que en las boleterías de los cines.

Rafecas murió en un hospital de Buenos Aires, la ciudad en la que nació el 3 de mayo de 1970, a raíz de un cuadro no precisado que fue deteriorando su salud en los últimos tiempos. Era tres años menor que su hermano Daniel, conocido por su labor como juez federal en causas de enorme repercusión. El cine de Diego Rafecas también exploró en más de una ocasión...

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