Diego Frenkel: 'El rock y el arte son lugares de conexión con la vida'

En el cruce de Estomba y Congreso, un bar resiste, estoico; es un hábitat silencioso y reposado. El local está semivacío. La televisión, puesta en un partido de fútbol que nadie registra. Diego Frenkel entra al bar, vestido con un elegante saco ceñido al cuerpo, saluda al dueño con familiaridad y pide un agua sin gas. Se sienta y dispara, casi en plan automático, la promoción de su nuevo disco, Ritmo, que presentará mañana en La Trastienda. "Es un disco que pega en el cuerpo y es más interno, espiritual y contemplativo -reflexiona Frenkel-. Los shows, en cambio, a veces se ponen más bailables, rituales. No es un disco de dance o electrónico, es un disco de rock. Sin dudas, es un disco de canciones también".

Personalmente, Diego Frenkel cambia el rictus distante y misterioso que ofrece en las fotos. Es sonriente y conversador. Es un romántico de los 60. Es un metafísico en potencia. Y es, esencialmente, un rockero deudor de toda esa veta cancionera que atraviesa medio siglo y reúne a Spinetta, Manal, Federico Moura y Gustavo Cerati. "Siento que como músico soy una continuidad de todo eso. Ésa es mi raíz sustancial. Me da satisfacción pensar que detrás de mi identidad como músico, cantante y escritor de letras, hay un sustento como el de Spinetta, como el de Javier Martínez, como el de Federico Moura o el de Cerati. Y a veces está bueno ir a mirar ahí, a los maestros, cuando te sentís sin herramientas."

-Tu banda está compuesta por músicos jóvenes.

-Para mí es muy importante eso, porque te podés anquilosar, volverte un viejo gruñón. Está buenísimo escuchar a los pares y a los más jóvenes, de todos se aprende. Si no, perdés la humildad que se necesita para adquirir conocimiento. Yo siento que tengo mucho que descubrir y aprender como músico.

Frenkel tiene dos hijos: Ringo, de 9 años, y León, de 16, con el que todavía no fue a ningún concierto. "Va con sus amigos, pero me acerca música nueva: Él Mató a un Policía Motorizado, que me encanta, y Marc de Marco y Tame Impala los conocí por él", y una mujer, Mayra Bonard (El Descueve), a la que ama desde hace casi 20 años. Grabó en total más de 18 discos con sus bandas Clap, La Portuaria (su proyecto musical más popular, a caballito de hits como "Selva" y "El bar de la calle Rodney"), Bel Mondo y su etapa solista desde 2010.

Es una máquina de hacer música, siempre con una sofisticación atemporal, con una voz que puede ser sensual o de animal herido. Ritmo, su último trabajo, es una pieza hedonista...

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