Diego Capusotto: 'A veces siento muy importantes a mis personajes'

Este año no habrá ninguna novedad en el programa. Para el año que viene sí estamos preparando una sección de aladeltismo casero que va a dar que hablar", anuncia Diego Capusotto antes de la nota, con énfasis y gracia en la entonación, pero serio, sin amagar una sonrisa, como se muestra generalmente cuando está fuera de los personajes que interpreta en Peter Capusotto y sus videos, que desde esta semana, iniciará su novena temporada por la TV Pública, los lunes, a las 23.30.En pleno ritual de lanzamiento del programa, durante una seguidilla agotadora de notas periodísticas, Capusotto se mueve con gesto severo, con la mirada perdida, señal de que sus pensamientos andan lejos de la realidad que lo rodea. Mientras espera las preguntas, hojea un número de la revista Hecho en Buenos Aires que lo tiene de personaje de tapa y parece interesarle más que lo que lo rodea. Se nota que la inevitable concesión de someterse a los requerimientos de la prensa no le resulta agradable. Pero en el momento de hacerlo lo realiza con absoluto profesionalismo y perceptible respeto al trabajo ajeno.–Cuando ves a tus personajes, ¿te divierten o te mantenés serio como ahora?–Sí, me divierto, desde ya. Me río mucho con ellos. Uno siente que son más importantes que uno porque al concebirlos aparece algo que te da ganas de hacer eso que hacés con ese personaje. Ése es el juego que buscamos con Pedro [Saborido] cuando pensamos el programa. Por momentos esos seres que estás corporizando se convierten en algo interesante y hasta es una necesidad el tratar de convertirlos en algo más intenso que lo que es uno.-¿Qué cosas te aburren?-A veces me aburro de mí mismo. O de hacer siempre las mismas cosas, nada trascendente. Pero eso no me lleva a una visión derrotista de mí. De hecho, tengo la capacidad de convertirme en otras personas y eso me gusta, me da mucho placer.-¿Cuándo descubriste que tenías esa capacidad y que te gustaba?-A los 24 años, cuando estaba estudiando teatro. Allí me pidieron que hiciera un monólogo y enseguida encaré para el humor. Descubrí que con solo pararme en el escenario conseguía que la gente se riera y fue un momento muy revelador. Sin exagerar te diría que ahí descubrí para qué estaba en la vida. Enseguida conecté ese momento con lo que me pasaba desde hacía mucho tiempo con mi barra de amigos, con quienes también lograba ese efecto sin darme cuenta. Ahí se me hizo como una conexión en la cabeza donde tomé conciencia que desde el barrio podía espiar todo lo que hay...

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