Diego: el adiós de un Príncipe goleador

Hace dos años, Diego Alberto Milito pudo haberse quedado en el fútbol europeo a coleccionar billetes. Le sobraban fama y vidriera. A los 34 años, todavía estaba vigente. Sin embargo, el goleador eligió volver a casa. Aceptó la propuesta del presidente de Racing, Víctor Blanco, y regresó al club que lo formó como futbolista; que lo educó como persona.

Hoy, ese mismo futbolista, capitán albiceleste, emblema de una generación e ídolo de multitudes, levantará los brazos por última vez en el Cilindro de Avellaneda. Será la última postal del Milito jugador en el coliseo Juan Domingo Perón, en la casa donde duermen los sueños de Racing. Después del encuentro de hoy ante Temperley, a Milito apenas le quedará un cameo en Formosa, frente a Gimnasia y Tiro de Salta, por los 32avos de final de la Copa Argentina. Su historia futbolística ante los ojos de su gente acabará hoy.

"Seguro que me voy a emocionar. No se cómo reaccionaré, son muchas cosas juntas, muchos años y el cariño de la gente es muy especial", dijo el capitán ayer en la conferencia previa al partido. Milito, que es Diego, es Racing. Y él lo puso en palabras: "Hablar de Racing es hablar de mi vida. Acá nací, acá crecí y acá me retiro".

Su trayectoria, que ya era importante, se convirtió en leyenda cuando consiguió guiar hacia el título al equipo dirigido por Diego Cocca. Fue en 2014, justo después de haber llegado desde Europa. Milito no se lo olvida: "Me quedo con los primeros meses porque fueron los del campeonato. Un título te marca después de tanto tiempo y fue inolvidable. Este...

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