Los dichos de Massa

"Desde que se inventó la pala, el pozo nunca tiene fondo". Sarcasmo a la medida de nuestro país, cuyas crisis autoinfligidas demuestran la propensión nacional por la excavación de su propia fosa.Las desacertadas declaraciones del exdiputado Sergio Massa, denunciando al campo y a la minería por "saquear al país exportando productos primarios", ratifican la verdad de esa aseveración.Como remate, también presagió que el próximo gobierno deberá renegociar los términos del acuerdo alcanzado con el FMI. Así nomás, como si tal cosa.Los productores rurales y los empresarios mineros dieron respuestas contundentes. Es lamentable que un dirigente argentino repudie lo que el mundo nos envidia.En el resto del planeta las tierras no son tan fértiles, no abunda el agua dulce y tampoco hay minerales valiosos, además de petróleo y gas. Desde tiempo inmemorial, esas actividades son la columna vertebral de la economía argentina y los pilares fundamentales para sostener el colosal gasto público.También el ministro Nicolás Dujovne señaló la irresponsabilidad de los dichos sobre el FMI, pues, proveniendo del líder de la "renovación" peronista, parecen más promesas que presagios.Las aclaraciones posteriores fueron inútiles: quien se expresa de esa forma intimida a todos los inversores; no se puede segmentar la audiencia, que es única. Y allí van el riesgo país, la presión sobre el dólar, la alergia por el peso y la angustia por el futuro.Las palabras del el exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner suenan como picardía oportunista, para profundizar la recesión y el malestar popular, asustando a inversores con la mueca torva del inminente riesgo sucesorio.Los países más pobres del planeta no son pobres por carecer de recursos naturales, sino por mantenerlos naturales, como recursos inexplotados. Lo más difícil es atraer capital para transformarlos en riqueza. Sin capital, no hay empleos de calidad ni sueldos dignos. Las leyes laborales son letra muerta y los derechos sociales, palabras huecas.La debilidad argentina consiste en la sistemática expulsión del ahorro local y el repudio a la inversión extranjera por culpa de desajustes fiscales y su secuela de devaluaciones, emergencias, exacciones, controles, corralitos y ruptura de contratos, como el default de 2001.La mejor política de Estado debería consistir en construir confianza, recuperar el valor de la moneda y hacer un país vivible y viable. Sin Lebac ni Leliq como sustitutos patológicos de la falta de...

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