El día que la autonomía de la ciudad de Buenos Aires fue negada por un porteño

Terminaba la conferencia de prensa que el presidente de la Nación dio el viernes pasado cuando lanzó una advertencia sin que nadie le preguntara sobre el punto. Advertencia que pareció apuntar no solo al jefe de Gobierno de la ciudad que había interpuesto un amparo contra la intromisión del gobierno central al suspender las clases presenciales, sino también al tribunal que debe resolver el caso: "la ciudad de Buenos Aires no puede ir a la Corte. La Corte no tiene competencia originaria para atender demandas de la ciudad de Buenos Aires, porque no es una provincia".

Una afirmación sorprendente por tres razones.

En primer lugar, porque la reforma constitucional de 1994 dio lugar a una nueva entidad de la federación argentina: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con todos los atributos propios de un Estado federado. Con las características y propiedades de una provincia, solo que con la particularidad de constituir una entidad geográfica enteramente urbana. Así lo dispone el artículo 129 de la Constitución.

En segundo lugar, porque quien se expresó renegando del estatus de provincia que tiene la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -el presidente de la Nación- es un porteño. Como vecino y habitante del distrito que adquirió su emancipación política en 1994, sería esperable que reivindique y defienda el carácter plenamente autónomo de la ciudad y de sus derechos igualitarios respecto de las demás provincias, entre los cuales está el de disponer de una vía de acceso directa a la Corte Suprema (la competencia originaria) cuando se encuentra en juego una intromisión en sus potestades autónomas como ha ocurrido en este caso, en el cual el gobierno federal, por decreto, pretende inmiscuirse en decisiones vinculadas al servicio de educación que son propias y exclusivas de cada Estado provincial.

Los habitantes de otra ciudad capital federal, Washington DC, vienen luchando hace décadas porque se les reconozca una condición autonómica y de Estado 51 de los Estados Unidos, para de este modo tener los mismos derechos que los habitantes de los demás Estados. Y aún no lo han logrado.

En nuestro caso, la cuestión quedó resuelta para la ciudad de Buenos Aires y para sus vecinos en 1994. A partir de ese momento dejó de existir la diferencia entre ciudadanos habitantes de provincias federadas y ciudadanos sometidos al gobierno nacional en cuestiones propias de competencias locales. Un avance en términos de igualdad de derechos políticos.

Por esa razón no se le...

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