Un día de ausencias y señales de unidad

"¿Viste? Faltó la Presidenta e igual reventamos la 9 de Julio", planteaba, transpirado de euforia, el dirigente Julio Piumato. A su lado, en fila, se retiraba la plana mayor del gabinete nacional, que compartió el escenario de la CGT junto con Hugo Moyano, y mezclada entre decenas de sindicalistas.

La ausencia de Cristina Kirchner había inquietado a Moyano. El camionero temía que sin ella la concurrencia fuera bastante menor. "Había que meter gente con o sin ella, teníamos que demostrar nuestro poder", dijo uno de los laderos del líder sindical.

Al término del acto, en medio de un rapto de entusiasmo, el diputado nacional Omar Plaini hacía números y su balance cerraba con saldo positivo para la CGT. "El mensaje fue impecable. Además, la gente respondió: metimos 500.000 personas", dijo el hombre fuerte de los canillitas.

Fuentes de la Policía Federal no precisaron una cifra fija, pero aproximaron su medición a unos 300.000 manifestantes.

Entre los gremios ausentes se destacó el de la construcción (Uocra), un gremio que moviliza siempre un buen caudal de gente. Incluso, su referente, Gerardo Martínez, no concurrió porque debió cerrar el congreso de su sindicato en Mar del Plata. Su lugar en el palco fue ocupado por Rubén Pronosti, secretario adjunto, que se posicionó entre Mario Manrique (Smata) y Amadeo Genta (Sutecba).

Causó asombro la ausencia de Omar Viviani. El taxista es uno de los dirigentes más cercanos al camionero. Viviani, en representación de la CGT, viajó como invitado a la beatificación de Juan Pablo II, que será mañana...

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