Detectan alimentos con datos falsos y crece el debate por el etiquetado

En la Argentina lo "trucho" puede alcanzar puntos extremos. Esto ocurre, incluso, en su industria más relevante, la de alimentos. Sobran ejemplos: el vino Sol Cuyano, que se vendió con alcohol metílico, quesos rallados con aserrín o pimentón con polvo de ladrillo y, más cerca en el tiempo, productos de panadería con bromato de potasio, un aditivo prohibido en el país en 1998.

La actualidad es hija de las sutilezas. Reinan los que esconden en la información de los envases ingredientes que sólo un laboratorio puede detectar. En el rubro galletitas, por ejemplo, un 17% de las primeras marcas no cumple con lo que afirma la etiqueta de información nutricional. Ese porcentaje trepa al 50% en las segundas marcas. Éste es uno de los datos de un análisis de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

El estudio fue realizado durante este mes y abarcó más de 1000 productos envasados que actualmente se venden en las góndolas y llegó a un resultado: entre 4% y 5% de esos bienes presentan información errónea o mal declarada en los rotulados de su packaging.

"La conclusión es que ciertos alimentos especulan con la ausencia de control y otros no cumplen con la norma de rotulado obligatorio, establecida en el Código Alimentario Argentino", afirmó la conclusión del análisis técnico. "También se encontraron productos con lotes no declarados, información nutricional mal especificada, RNE [registro nacional de establecimiento] en trámite, entre otros", agregó.

Este estudio no podía caer en peor momento para el sector alimentario. El año pasado, Chile promovió la implementación de información nutricional más estricta en el etiquetado de los alimentos: sumó discos negros con letras blancas en los que se identifican los productos altos en azúcares, sodio, calorías o grasas saturadas. Uruguay está en plena consulta pública (termina a fines de este mes) impulsada por el gobierno de Tabaré Vázquez (médico oncólogo) para instalar un sistema de información y advertencia similar.

En la Argentina, la industria alimentaria y el Gobierno firmaron un convenio para avanzar en el tema. Las empresas locales prefieren un sistema más parecido al que empezó a trabajar -pero no implementó- Brasil y que se usa en Gran Bretaña: un semáforo nutricional que alerta sobre excesos de sodio, grasas saturadas y azúcares, menos riguroso que los de Chile y Uruguay.

El Ministerio de Salud argentino pretende estándares más duros, mientras que la...

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