La desocupación entre los jóvenes llega al 20%

Algo más de la mitad de la población argentina de entre 18 y 24 años -alrededor de 2,5 millones de jóvenes- tiene problemas de inserción social, ya sea porque son personas que no estudian ni trabajan, porque buscan empleo y no encuentran, o porque tienen una ocupación, pero precaria o informal. En el primer grupo hay 745.000 jóvenes, que son quienes tienen las mayores dificultades para delinear un proyecto de vida; los desocupados, en tanto, son 516.000, y, por último, los ocupados, pero en empleos sin plenos derechos, integran el grupo mayor: son alrededor de 1,3 millones.

Los números surgen de un estudio del Ieral, de la Fundación Mediterránea, basado en un análisis de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec.

El informe indica que, en ese segmento de la sociedad, el desempleo fue en 2012 de 19,6%, contra un índice de 7,8% en la población total.

El dato no difiere mucho del relevado por la Encuesta de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que descubrió una desocupación juvenil de 21,9%, en tanto que entre quienes tienen 25 años o más la tasa es de 7,3% de la población activa.

Que la problemática laboral es más grave entre los jóvenes es un dato histórico, que se repite además en muchos países. Pero la situación es más crítica en sociedades con un alto nivel de pobreza y carencias estructurales, dado lo que significan, por caso, las dificultades para el acceso y la continuidad en el sistema educativo.

El desempleo entre los jóvenes de 18 a 24 años se redujo entre 2003 y 2008 de 36,9 a 19,1% de quienes se declaran en actividad. En los últimos cinco años, y al igual que lo ocurrido con otros indicadores de la realidad laboral del país, la tasa no mejoró. Y entre los ocupados que tienen esas edades, seis de cada 10 están en empleos de baja calidad.

En todo el recorrido de la última década, algunos consiguieron empleo, pero muchos se alejaron del mercado laboral, es decir, dejaron de buscar un puesto, tal vez por la mejora en los ingresos familiares que hubo en los primeros años de reactivación. La tasa de actividad juvenil era de 62,3% en 2003 y de 54,2% el año pasado. Pero lo que explica esa disminución no fue sólo un aumento en la proporción de jóvenes estudiantes, sino también en la de quienes no estudian ni trabajan, que eran 13,1% y hoy son 15,3 por ciento.

"El período favorable de actividad económica no fue aprovechado para disminuir en forma estructural la incidencia del empleo informal y de baja...

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