Más desencanto con el gobierno que ilusión con los republicanos

C ada uno lo llamó a su manera. A toda página, el Washington Post, que suele tener sintonía demócrata, tituló "La ola republicana". En la vereda opuesta, la revista británica The Economist habló de una . Mucho más modestamente, para un Obama al que -evidentemente- aún le cuesta digerir la derrota, lo ocurrido fue, solamente, el resultado de

La definición no es baladí y la forma en que cada uno de los afectados la digiera determinará el impacto de su mensaje.

Porque lo cierto es que si bien hubo un tremendo castigo para los demócratas de Obama, el error sería interpretar ese mensaje como un premio a los republicanos. Porque no lo fue.

Los sondeos en boca de urna en la jornada de anteayer despejaron claramente esa ilusión. Los votantes dijeron que hay enojo con los demócratas y que también lo hay -y en algunos casos, mucho más- con los republicanos.

La primera reacción de las fuerzas políticas debería ser la autocrítica. Un ejercicio que a los republicanos, desde la victoria, les será más sencilla que a los demócratas.

Ya se sabe que las derrotas generan enormes pases de factura y reproches de los que pocos se quieren hacer cargo. Ésa, sin embargo, es la gimnasia a la que se enfrentan ahora los hombres del presidente.

Paradójicamente -y aunque no se haya tratado de eso-, lo primero que hizo el resultado de anteayer fue acelerar la campaña electoral con miras a 2016. Lo ocurrido arroja luces en dos sentidos opuestos. Para los republicanos, la victoria aportará fuerza y entusiasmo para buscar el líder y la agenda de la que ahora carecen y que necesitan desesperadamente para ser alternativa.

Más internamente, el color del voto parece favorecer figuras relativamente moderadas, como las del ex gobernador de Florida Jeb Bush o del actual en Nueva Jersey, Chris Christie. Sus perfiles no coinciden con los del ultraconservador Tea Party y si algo tuvo la elección de ayer fue un papel moderado de esa corriente interna.

En la vereda de enfrente, lo ocurrido es una apelación a Hillary Clinton, la posible candidata demócrata. Ella y su marido fueron figuras de la campaña y lo cierto es que, de algún modo, el duro revés también tiene cierto sabor de...

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