Desempleo: la otra grieta

El empleo formal es la mejor forma de inclusión social, que permite sostener una familia, educar a los hijos y mantener la autoestima. Décadas de populismo han hecho de la Argentina un país de changas, trabajo en negro, mendicidad, planes sociales y empleo público redundante como formas de supervivencia ante el fracaso de nuestra organización colectiva para cumplir con los más básicos postulados de la Constitución nacional.

El uso político del Estado ha desfigurado la noción del trabajo como función productiva de creación de riqueza para beneficio del conjunto. Todo ha sido mezclado en la práctica, en los discursos y en los conceptos.

Los empleados del Estado crean riqueza, pues el sector público es esencial para la vida en común. No hay ninguna duda acerca de ello. Pero cuando se inventan organismos superfluos o se superpueblan con empleados innecesarios o "ñoquis", que le cuestan mucho más a la comunidad que lo que realmente producen, el resultado es francamente negativo.

El desempleo sólo podrá solucionarse con mayor inversión privada en una economía vibrante y entusiasta. Nunca se logrará con medidas de excepción para atender dramas del corto plazo. Si se profundiza la destrucción de riqueza, con puro estatismo, jamás se generará empleo genuino.

En la Argentina ya parece natural vivir en estado de emergencia y las políticas públicas están atrapadas por los intereses creados, las ideologías, el cortoplacismo y el miedo al cambio.

Mientras la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) proyecta paros para reabrir paritarias y reincorporar despedidos de la administración pública, también pide, con apoyo de la oposición, el pase a planta permanente de 300.000 contratados del Estado ("precarizados").

En los campamentos piqueteros de Plaza de Mayo se reclaman aumentos de salarios, el fin de la precarización laboral, la apertura de paritarias y la creación de fuentes de trabajo "genuino", pero no en el sector privado, sino en cooperativas financiadas con recursos públicos.

El Gobierno no atina a introducir cambios profundos en el modelo heredado de desempleo encubierto, pues tiene su mirada en las elecciones del año próximo. Destacados referentes renovadores piden generar "nuevas" políticas con mucho "pico y pala" de obras públicas para emplear a los más pobres. Obviamente, más de lo mismo.

Nadie se atreve a mostrar ninguna alternativa mejor para revertir el desempleo, sino a través del Estado en sus distintas facetas: como empleador benévolo...

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