Descubren tesoros de Quinquela: más que un pintor, una institución de la república de La Boca

Retrato de Benito Quinquela Martín (1890-1977), a los 26 años

Benito Quinquela Martín , el más emblemático pintor de La Boca, era en su tiempo una institución. Por su casa pasaban artistas, poetas, dramaturgos, músicos, periodistas, políticos, diplomáticos, presidentes y vecinos, y encontraban la puerta siempre abierta. A este ciudadano ilustre, afable y generoso, le dejaban como ofrendas poesías, dibujos y canciones. Él los guardaba como tesoros.

El poeta y periodista Rodolfo Edwards revisó aquellos papeles, ya frágiles y amarillentos, guardados en biblioratos prolijamente indizados por el pintor, y les dio forma de libro: Archivos Quinquelianos. Los poetas de Quinquela . Este sábado, a las 20, en La Noche de los Museos , se presenta en la terraza del museo de La Boca, donde el artista vivió y pintó.

Quinquela en su taller de La Boca

Marta Sacco, poeta y comunicadora, descubrió estos tesoros hace casi diez años, cuando trabajaba en el museo. "Investigué lo que pude en el archivo y supe que ese material merecía una lectura profunda y ser publicado", cuenta. Llevó un tiempo, pero finalmente esta semana el libro salió de imprenta. "Supo llenar de sentido la palabra comunidad", dice Víctor Fernández, director del museo y pintor boquense, que destaca lo convocante de la figura de Quinquela y lo variopinto de quienes lo rodeaban. "Los poemas parecen inspirados en un símbolo más que en una persona. Era el espejo de los mejores sueños compartidos", agrega.

Edwards cuenta en sus páginas que Quinquela fundó una peña en el Café Tortoni , Agrupación de Gente de Artes y Letras, que funcionó en la bodega del bar de Avenida Mayo entre 1926 y 1943. "Después llegaría el tiempo de los banquetes en el taller de La Boca, donde se otorgaba la Orden del Tornillo, galardón que distinguía a los que se salían de la norma, a los que le faltaba un tornillo", escribe Edwards. Seguía a la ceremonia un convite de fideos de colores.

Quinquela y su navío de colores / cruza el agua febril, dice en "Apunte en gris" la poeta chilena Stella Corvalán, 1948

Sonetos, cuartetas, coplas, letras de tango. Cerca de mil manuscritos en pedazos de papel, en servilletas, mecanografiados o recortados de diarios, resistieron el paso del tiempo, y hoy están digitalizados. De ese montón, se rescataron unos sesenta para el libro. En todos se lee la adoración que provocaba esta figura que fue legendaria en su tiempo.

"Hay libros enteros dedicados a él", dice Edwards. Su casa devenida museo...

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