Ya está desatada la lucha por 2023

Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta

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Comentábamos hace pocos días que un experto en investigaciones de opinión pública con focus groups -que trata de indagar en cuál es la imagen que tiene la gente en su cabeza respecto de la política, de la vida pública y no tanto la cantidad de votos o los niveles de imagen que puede tener cada actor-, le pregunta a aquellos a los que estaba interrogando qué pasa con la política en la Argentina. ¿Por qué se lo pregunta? Porque se sorprendió de que la gente con la que él estaba conversando empezaba a hablar y al poco tiempo lloraba. Lloraba porque no tenía la posibilidad de llevar a su hijo al cine cuando salía de paseo. Lloraba porque tenía que decirle a su hija que tenía que retirarla de la universidad privada a la que le estaba mandando por no poder pagarla. Lloraba porque, a lo mejor, no veía a sus nietos durante mucho tiempo porque su hija o hijo se iban del país. Hay un estado de pesadumbre, de desasosiego muy marcado .

Este investigador comentaba que en 20 años nunca vio esta carga emocional en las personas con las que él dialoga en esas investigaciones. Cuando preguntó en un uno de estos grupos "¿La política qué hace frente a este drama que viven ustedes?", alguien contestó con una imagen -probablemente injusta- que la política es un circo sin público . Un circo vació, donde están actuando los trapecistas, los domadores, los equilibristas, es decir, los políticos, pero la gente ya se retiró. En el fondo de este problema está la cuestión de la representación. ¿Hasta dónde la clase política tiene la capacidad, el oído, la plasticidad, como para representar el momento que estamos viviendo?

¿Por qué es interesante esto? Porque esta semana, y en estas horas específicamente, la clase política ingresó de manera mucho más clara en la disputa electoral por las candidaturas del año próximo. Está desatada ya en el oficialismo y en la oposición la pelea por el poder . Hay una visión injusta que lleva a pensar que eso está mal. No, la pelea por el poder es la esencia de la política desde que se inventó la política. Sin poder, es imposible transformar. Sin poder es imposible salir de ese estado de desasosiego. Lo que no siempre está claro es que la pelea por el poder esté atada a esos intereses, a esa forma de representación, a los valores que la gente espera que encarne.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández

En este panorama de disputa política en el corazón de los partidos hubo una novedad relevante, que son los tres cambios que realizó Alberto Fernández en su gabinete. Es una modificación que se origina básicamente por tres movimientos. La ministra de Género, Elizabeth Gómez Alcorta , muy ligada a la defensa de los derechos de los pueblos originarios, renunció por la represión y el ordenamiento que puso el Gobierno en la comunidad mapuche en el sur . Al mismo tiempo, se va Claudio Moroni , ministro de Trabajo, probablemente la persona más cercana a Alberto Fernández . Fueron compañeros de facultad. Deja su cargo por razones absolutamente personales. Se va también el ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta. Vuelve a Hurlingham, a su localidad, a su municipio, para tratar de recuperar -veremos si lo logra- el timón que dejó en manos de quien era el presidente del Consejo Deliberante y militante de La Cámpora.

Hay que mirar estos cambios , porque indican mucho de lo que está pensando Alberto Fernández respecto del poder , de sus relaciones con otros actores relevantes dentro del oficialismo -centralmente, Cristina Kirchner- y de cómo ve su papel y el futuro . Y a lo mejor nos sorprendemos cuando analizamos esa visión. Primer dato: el Presidente recurre a gente cercana a él para cubrir estas vacantes. En el caso del ministro de Desarrollo Social, va a la diputada Victoria Tolosa Paz . Es la esposa de uno de los mejores amigos de Alberto Fernández, Pepe Albistur . Tanto que ha habido una broma hecha con cariño que decía que uno de los créditos que tiene Victoria Tolosa Paz es estar en pareja con alguien que es experto en solución de problemas habitacionales porque, como todos sabemos, Albistur le cede su departamento en Puerto Madero a Alberto Fernández desde hace mucho tiempo. Tal vez por mucho tiempo más. Tolosa Paz, antes de ser diputada, estuvo al frente de la Mesa del Hambre, iniciativa que después quedó desdibujada. Presidió también el Consejo Nacional de Políticas Sociales. Y llega a un gabinete complicado. Vamos a ver cuánto puede tomar las riendas de ese Ministerio, porque va a tener que convivir con Laura Alonso, que es una funcionaria del riñón de La Cámpora y que reporta a Máximo Kirchner. Queda un jefe de Gabinete en el Ministerio de Desarrollo Social, Gustavo Aguilera, que reporta a Juan Zabaleta, el intendente que se fue. Micaela Ferraro, que es la segunda de Alonso, es una especie de sombra de Malena Galmarini , la esposa de Sergio Massa . Todo esto es anecdótico . El Ministerio está tomado por los movimientos sociales , especialmente el Movimiento Evita a quien Horacio Verbitsky llama con mucho humor "movimiento guita". Lo conduce Emilio Pérsico , que está al frente de la Dirección o Secretaria de Economía Popular. Hay una relación que puede ser tensa entre el Movimiento y Victoria Tolosa Paz, porque cuando ella quiso ser intendenta de La Plata -donde vive-, esa organización no la acompañó. Y...

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