La desafortunada historia del inventor de los dibujos animados y precursor del cine al que lo mató el progreso

Reynaud y su invento

Justo a él, que era un adelantado a su época, lo vino a matar el progreso. Charles-Émile Reynaud no solo fue el inventor de los dibujos animados, sino que creó algo muy similar al cine cuando nadie aún soñaba que algo así podía existir. Pero lo hizo de una forma tan artesanal que, cuando los hermanos Lumière llevaron su gran novedad a París , la gente se obnubiló con ese nuevo espectáculo y dejó de lado a las ingenuas marionetas animadas del extraordinario precursor.

Reynaud había nacido el 8 de diciembre de 1844, en Montreuil, un distrito que está al este de París. Era hijo de un relojero y de una acuarelista, ocupaciones que lo definieron de por vida, ya que desde muy chico se inició en el conocimiento de la mecánica de precisión en el taller de su padre y aprendió a dibujar y a pintar en el atelier de su madre.

Pronto demostró una gran capacidad en todo lo que hacía: estudió ingeniería y fue profesor de Mecánica y Física, en tiempos en los que ya se venía experimentando con todo tipo de juguetes ópticos que daban la ilusión de movimiento mediante secuencias de imágenes.

Reynaud se aplicó a perfeccionar los rudimentarios aparatos que proyectaban imágenes. Lo consiguió sustituyéndolos por un tambor poligonal giratorio de espejos pintados con imágenes que, iluminadas en todo momento, eran vistas a través de una ventanita. En diciembre de 1877 patentó este sistema con el nombre de praxinoscopio. El ingenio tuvo un gran éxito comercial como juguete y obtuvo una mención especial en la Exposición Universal de París de 1878.

Después de crear el praxinoscopio, Reynaud vio que podía llevar esa técnica al espectáculo y empezó a trabajar en el teatro óptico, que sería el embrión del cine. El teatro óptico tenía cuatro cosas que serían claves en el séptimo arte: 1) puesta en escena, es decir que todos los elementos de una película estén en función de un sentido (acá el sentido era contar una pequeña historia); 2) manejo del tiempo; 3) narración de una historia y 4) pretensión de que el espectador lo crea. La genial creación de Reynaud

En definitiva, él era un realista, y por eso sus películas fueron hechas en colores y con sonido, porque había una partitura sincronizada con el movimiento. "Prácticamente, todo el cine estaba ahí, antes de que apareciera la primera cámara real", dice Leonardo D'esposito, crítico de cine y autor del libro Todo lo que necesitás saber sobre cine , de editorial Paidós.

Reynaud tiene su gran explosión...

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