El desafío pendiente de los medios públicos

Una buena y una mala. La buena: el noticiero de la TV Pública, tras años de estilo panfletario y rastreras bajadas de línea, recuperó pluralidad y hasta se permite ser crítico del Gobierno. La mala: tiene menos audiencia que cuando cometía ese tipo de tropelías.

¿Cómo se explica? Por de pronto, aquí intentaremos tres respuestas posibles: 1) como la llamada "grieta" goza todavía de muy buena salud, las audiencias a favor y en contra del gobierno anterior y del actual están muy lejos aún de querer consumir contenidos que apunten hacia una mayor objetividad -sus versiones ultras son muy parecidas- ya que desean ver y escuchar notas que tengan como ellos una tajante posición tomada, que critiquen lo más posible la facción que les cae mal y minimicen al máximo lo que pueda perjudicar el prestigio de la que admira; 2) las nuevas autoridades parecen, por momentos, sentirse culposas y sobreactúan su amplitud concediendo generosos espacios a voces que suenan bastante ásperas a la hora de referirse al nuevo gobierno, lo que irrita a la audiencia renovada que ahora se asoma a la TV Pública (y que votó mayoritariamente a Cambiemos), pero tampoco conforma al público anterior, que se acostumbró a disfrutar de una programación fervorosamente militante, y 3) el punto, sin duda, más grave: la resistencia por acción u omisión de una parte del propio staff a transformar con ganas y buena fe aquel esquema autoritario y ultrapartidista en uno más abierto y pluralista como el que ahora se persigue.

No todos lo hacen por maldad o pura militancia. En más de doce años de cubrir la información en función de exaltar con obsecuencia al oficialismo anterior, al mismo tiempo que se ninguneaba o se difamaba a toda expresión crítica o de la oposición, muchos se iniciaron en la profesión creyendo válidas esas rígidas consignas y naturalizaron esa manera tan patológica de cubrir las noticias. Habrá que trabajar mucho sobre ellos, con paciente docencia, para volverlos aptos y útiles a los estándares de calidad indispensables para ejercer el periodismo de manera profesional aquí y en cualquier parte del mundo donde impere una democracia genuina.

Las resistencias de este tipo en los medios estatales tienen distintas intensidades: en la agencia oficial de noticias Télam es donde se expresa con mayor virulencia, en tanto que en Radio Nacional se manifiesta de forma más atemperada. Se diría que la TV Pública ocupa un lugar intermedio entre ambas puntas.

Para los funcionarios del...

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