El desafío de la oposición

La historia argentina puede ser interpretada a partir de los ideales de Mayo, Progreso y Democracia, tal como los definió la Generación del 37, con Echeverría, Alberdi y Sarmiento como sus abanderados destacados. Por imperio del ideal de Progreso, la Argentina vivió su gran etapa ascendente desde Caseros hasta la asunción presidencial de Yrigoyen en 1916. Pero en esas mismas décadas el incumplimiento del ideal democrático engendró el drama argentino que se desencadenaría con el golpe de Uriburu, en 1930, y que caracterizamos como la barbarie institucional, la denominación conceptual precisa de la etapa descendente de nuestra historia que llega hasta nuestros días y que se desarrolla en paralelo con la lucha agónica del ideal democrático por imponerse en la sociedad argentina. Alcanzada la democracia en 1916, en términos precisos de los ideales de Mayo la equidad era la fase superadora del progreso y la democracia, que necesitaba imperiosamente de la vigencia de ambos para que fuera una trayectoria posible: la equidad era el nuevo nombre de Mayo en que debían fundirse progreso y democracia.

Sin embargo, la nueva gran trayectoria que debimos recorrer a partir de ese hito fue frustrada por la confrontación de radicales y conservadores: el peronismo agregaría su cuota de graves errores a esta pérdida del rumbo histórico argentino y bajo una falsa fraseología nacional populista, en aras de proclamar la equidad sacrificaría la democracia y el progreso.

Este proceso comenzó hace sesenta años, todavía está inconcluso y se ha encarnado en la antinomia peronismo-antiperonismo que ha esterilizado la política argentina y todavía rige la confrontación entre el kirchnerismo -la forma presente que ha asumido el proteico peronismo- y el arco opositor. La vigencia de esta antinomia ha impedido la maduración de las instituciones de la democracia argentina y la conformación de un moderno sistema político, con la capacidad de generar consensos y políticas de Estado de largo plazo. La antinomia ha sido funcional a la perdurabilidad del peronismo en tanto y en cuanto los gobiernos civiles y militares que fueron su alternativa fracasaron en obtener la adhesión de las mayorías nacionales. Lo que no se suele resaltar con suficiente énfasis es que la raíz del fracaso en hacer olvidar al peronismo fue la estrategia opositora que siguieron aquellos gobiernos: una estrategia que no intentó conquistar ni las banderas ni el electorado de base que le otorga su predominio...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR