El desafío económico actual

El presidente Mauricio Macri constituye el sueño de cualquier buen ministro de Economía: tiene convicciones y coraje cívico para apoyar a sus colaboradores en situaciones difíciles. En realidad, es el ideal para un dream team como pocas veces se logra en muchos países del mundo, cuando ambos conocen su rol, se profesan lealtad recíproca y se entienden con un gesto.

Pero eso lamentablemente no ocurre en la Argentina, no porque el Presidente y el ministro de Economía se lleven mal, sino porque este último cargo ha sido dividido en varios ministerios y se ha perdido así la oportunidad de potenciar las virtudes presidenciales en una dispersión de funciones. Demasiados gestos confunden a los agentes económicos y desgastan al primer mandatario.

Algo de esto fue previsto hace casi dos años en una columna editorial de LA NACION, publicada el 10 de julio de 2016 con el título "Muchas manos en un plato". Algunas de sus observaciones sirven para analizar los problemas de coordinación y también de comunicación que ha exhibido el gobierno de Macri en los últimos tiempos. Errores que, si bien no alcanzan a explicar la gravedad de una situación heredada del monumental descalabro de las cuentas públicas que caracterizó a la era kirchnerista, sí dan cuenta de la falta de un preciso mecanismo de relojería requerido para desactivar las bombas de tiempo que sembró la gestión anterior.

El desastre económico heredado, caracterizado por un elevado déficit fiscal que el kirchnerismo intentó paliar exclusivamente con emisión monetaria y el consecuente impuesto inflacionario, el aislamiento internacional y un intervencionismo asfixiante del Estado que provocó inflación reprimida y atraso cambiario, no podía ordenarse convocando a diferentes reconocidos especialistas para manejar cada una de sus piezas.

En la gestión del Estado, cada medida, cada mensaje y hasta cada parpadeo de un funcionario puede impactar sobre la inversión, el consumo y el empleo. Todos esos gestos influyen no solo sobre la situación presente de empresas y familias, sino también en las expectativas frente al futuro, tan relevantes a la hora de tomar decisiones. Gobernar es crear certidumbre respecto de la consistencia y el realismo de cada plan y de cada medida.

Pero, como señalamos en la oportunidad citada, el presidente de la Nación optó, desde un primer momento, por atomizar la gestión económica en cinco ministerios: Hacienda y Finanzas, Producción, Trabajo, Transporte y Energía. A ellos se...

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