El desafío de la desigualdad

El auge de los intercambios globales a partir de 1990 albergó tendencias socioeconómicas diversas, algunas promisorias, otras preocupantes . Por primera vez en medio milenio, los niveles de vida de muchos países de África, América latina y, sobre todo, Asia empezaron a converger con los del mundo desarrollado. Es muy probable que esto continúe, pero las diferencias son todavía abismales y habrá que esperar la prueba del tiempo.

En América latina y Asia, el nivel de vida es hoy sólo la cuarta parte del que tiene el mundo desarrollado, y el de África es un décimo. El crecimiento de los países emergentes entre 1990 y 2010 hizo disminuir el número de pobres, según los ingresos, de 1908 a 1215 millones, y sus porcentajes sobre la población mundial, de 43,1% a 20,6%. Estimaciones alternativas sobre la base de indicadores más confiables que las encuestas, como la iluminación nocturna, muestran caídas bastante mayores. También hubo mejoras en la escolarización, la nutrición, la mortalidad infantil y la esperanza de vida. Las diferencias de desempeño por países o regiones son enormes, y mientras en Asia Pacífico las personas pobres disminuyeron de 926 a 115 millones (del 56,2% al 5,5% de la población), en África Subsahariana los porcentajes cayeron sólo del 56,5% al 42,3%.

En contraste, la desigualdad en la distribución del ingreso (y de la riqueza) aumentó en muchos países, sobre todo en los desarrollados, aunque bajó en el mundo como un todo por el mayor y menos desigual crecimiento de los poblados países emergentes. La desigualdad también cayó un poco en varios países de América latina, incluida la Argentina. También preocupan la mayor concentración de ingresos y de riquezas en el 1% más rico verificada sobre todo en países de habla inglesa, China y la India; que las personas con fortunas de más de 1000 millones de dólares hayan aumentado su tajada en la riqueza global del 0,4%, en 1987, a 1,5% hoy y el crecimiento de las brechas salariales entre los altos ejecutivos y sus subordinados ¿Se estarán borrando los logros del Estado de Bienestar para volver a la inequidad de la "belle époque" o los años veinte? El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman, en su reciente ensayo ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (Paidós), y el economista Thomas Piketty, en su imprescindible, densa y polémica obra sobre el capital en el siglo XXI, ofrecen sus respuestas.

Bauman responde negativamente la pregunta que da título a su libro y critica cuatro...

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