Los otros derechos: un tercio de la población urbana sufre de pobreza estructural

Hay una Argentina que tiene para alardear que gracias a la explosión de la soja y al boom del consumo mostró un crecimiento de más del 8% de su PBI en siete de los últimos ocho años; que bajó en menos de una década su tasa de desempleo del 21 al 8%; que registra récord de ventas de autos nuevos -sólo en 2010 serían más de 650.000, un 27% más que en 2009- y que logró llevar la población que está por debajo de la línea de pobreza de más de 50% en 2003 a entre el 20 y el 25%, según estimaciones privadas.

Pero también hay una Argentina en las sombras, que todavía tiene un tercio de su población urbana excluida de los efectos del crecimiento económico y que, más allá de su déficit alimentario, sufre de una pobreza estructural en cuanto que tiene vulnerada la mayoría de sus derechos sociales básicos, como el de una vivienda digna, con servicios de agua, gas, saneamiento y electricidad; una educación integral; un sistema de salud pública o privada; un trabajo decente; la seguridad social; la vestimenta y el transporte digno. Es una Argentina que sólo sale a la luz en conflictos como el de la ocupación del parque Indoamericano, el reclamo gremial en favor de la incorporación de los trabajadores tercerizados, que impidió el funcionamiento del ex ferrocarril Roca y terminó en una batalla campal en la estación de trenes de Constitución, en la toma de los colegios porteños o el más reciente corte de tránsito en el Camino Negro, a metros del puente La Noria (entre Lomas de Zamora y la Capital Federal), en el cual decenas de vecinos se manifestaron en reclamo de agua potable.

"Ha habido importantes progresos en esta fase de crecimiento económico. Lo que se observa es que sectores medios y medios bajos, que habían dejado de acceder en la crisis de 2001-2002 a muchos de estos bienes y servicios, se recuperaron", apunta Agustín Salvia, investigador jefe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). "Pero el problema es que los beneficiados de este crecimiento son en gran medida asalariados; quedan todavía afuera quienes están en el sector informal, una masa de la población que fue perdiendo en los años 80, y en los 90, y que no logró en los 2000 incorporarse a la dinámica del crecimiento globalizado, y que ha quedado excluida del desarrollo económico argentino, que casi no la necesita."

De acuerdo con datos del Barómetro de la Deuda Social de la UCA, todavía dos de cada 10 hogares urbanos no puede comprar ropa en invierno...

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