Demasiado tarde para lágrimas

Un poco tarde. SACE, la agencia italiana de crédito a la exportación, les confirmó anteayer a constructores argentinos lo que venían conversando desde hacía un año: está en condiciones de garantizar la financiación de la represa Chihuido, un megaproyecto largamente postergado sobre el río Neuquén. No alcanzará: un día antes, Gustavo Lopetegui, vicejefe de Gabinete, le había anticipado al consorcio, integrado por contratistas como Eduardo Eurnekian, Gustavo Weiss, la italiana Impregilo y la alemana Voith Hydro, que el ajuste al que la Casa Rosada se comprometió con el Fondo Monetario Internacional obliga a sepultar la obra, porque el fisco no está en condiciones de pagarla. El aval de SACE se suma al de Hermes, la agencia de exportaciones de Alemania, cuyas autoridades diplomáticas quedaron perplejas por esa mala noticia. Los tres ejecutivos de Voith Hydro, que habían viajado especialmente al país esperando reunirse con Macri, salieron molestos de la reunión.El gobierno de Alemania hizo esfuerzos para que el desencuentro no se convirtiera en un incidente diplomático. Por eso optó por el silencio a pesar de que, hace un año, había sido la propia Angela Merkel quien habló del tema con Macri en su visita a Buenos Aires. "Seguramente él sabrá entender", les contestó Lopetegui cuando los viajeros le dijeron que debería explicárselo al ministro de Finanzas alemán. Lopetegui tiene fama de duro, pero franco. Su inflexibilidad anticipó esta vez un sinceramiento que terminó de comprenderse anoche, con la difusión del informe que el staff del Fondo le entregó a su directorio para aprobar el acuerdo con la Argentina: el ajuste es difícil de hacer pero el Gobierno está dispuesto a cumplirlo.Será apenas el comienzo. La última corrida cambiaria, que en la Casa Rosada creen haber superado con la estabilidad cambiaria de las últimas dos semanas, socavó la confianza y, con ella, parte del plan maestro del modelo, que era la inversión. Fue un cimbronazo que empezó en abril y que Macri no vio venir en su real magnitud a pesar de que, en la región, muchos analistas advertían desde hacía tiempo que, para atenuar la presión inflacionaria en Estados Unidos, la Reserva Federal subiría las tasas de interés. Ese reacomodamiento hizo que los capitales fueran hacia activos más seguros y desencadenó lo esperado: fortaleció el dólar y devaluó las monedas de los países emergentes. Nada nuevo. Era el escenario que, ya en 2016, esgrimían en México los partidarios de renovar...

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