Las delicias y los tormentos de la total ignorancia

Muchas cosas ha dejado el final de la quinta temporada de Game of Thrones. Sobre todo, sinsabores. Buena parte de ellos estuvieron plasmados en pantalla, donde un puñado de personajes recibieron la oportunidad que tanto deseaban (de gloria, de venganza, de escape) y la aprovecharon, sólo para descubrir que no era lo que esperaban. Arya Stark quitó otro eslabón de su rosario de víctimas, incapaz de abrazar un futuro de violencia impersonal; Brienne de Tarth vengó la muerte de Renly, pero perdió la posibilidad de salvar a Sansa Stark; Stannis sacrificó a todos por su corona y perdió su ejército; Jon Snow buscó cumplir sus votos en detrimento de los juegos de poder y ahora, su guardia -aparentemente- ha terminado.

No todos los personajes de ese enorme tapiz humano que es la serie de HBO terminaron su recorrido en las circunstancias más oscuras posibles; otros, por el contrario, terminaron por expandir los límites de la novela de G. R. R. Martin en los que se basa la ficción, acuciados por la velocidad con la que el material original era...