Defensa y Justicia tiene vuelo de halcón

La búsqueda era otra, en realidad. Historias mínimas detrás de las luces grandes. De pronto, River se descubre en la primera B Nacional. En su camino, surgen pequeñas leyendas. La de Defensa y Justicia, el próximo adversario, podría dirigirse por ese sendero, aunque no se mira en ese espejo. "Vamos a quedar en la historia como el primer equipo que le gane a River en el ascenso", dicen. No hay un nombre propio: es el sentimiento general, de los hinchas, de los jugadores, de los dirigentes. El pecho, de tan inflado, ya no cabe en la imagen. Nunca en su historia actuó en forma oficial con alguno de los cinco grandes. Cuando cayeron en desgracia Racing y San Lorenzo, la popular y querible institución de Florencio Varela estaba metros más abajo. El tiempo es otro. "Imaginábamos jugar con River..., pero en primera", se cuenta. El Halcón vuela, mezclado entre las nubes.El Halcón es duro, intransigente, firme. Hueso difícil de roer. Con una peculiar historia. Nació en 1935 como punto de encuentro social; recorrió un camino de espinas y algunas rosas extraviadas, hasta 1978, cuando por primera vez ensayó una gambeta profesional, se afilió a la AFA y dio el pitazo inicial en la primera D. Lo que siguió fue un ascenso meteórico. Casi irreal. En 1982 sube a la C; en 1985, salta a la B y en 1986, lo máximo: va a la B Nacional. Unos años más tarde, luego de un traspié pasajero, regresa en la temporada 97/98 en la ahora popular primera B Nacional.Defensa y Justicia era el núcleo de Varela: fiestas, bailes y pelotas de básquetbol. El fútbol llegó demasiado después. Y tanto arraigo tuvo su arribo, que en los años setenta y ochenta se lo conocía como "El Boca del ascenso". Arrastraba multitudes un club que se apropió de su apodo de una manera sugerente: se lo sustrajo a la empresa que lo auspiciaba, El Halcón, dueña de los colectivos que aún recorren la zona sur. Pero atravesó otra barrera: el color del equipo era azul y blanco y, desde 1981, por esa publicidad, tomó los colores del popular vehículo, parte del paisaje de la zona. A partir de allí, verde y amarillo para toda la vida. El 148, aún hoy, lleva esos colores sobre su piel. Hubo otra coincidencia: un doble agente. Eduardo Pérez era, por...

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