Un default acentuaría la falta de dólares, que siempre complica a la economía local

"Estamos en un default virtual". Las palabras del presidente Alberto Fernández al presentar la oferta de la deuda a los bonistas despertaron las ensoñaciones de facciones dentro del Frente de Todos que creen posible recrear el mito del "nestorismo".En cesación de pagos, la lucha contra los buitres ofrece capital político para consolidar la base de sustentación, operaciones que en medio de la emergencia ejecutan Donald Trump o Jair Bolsonaro. A ese sinuoso camino se arriba también a través de otro afluente aún más coloquial. ¿Qué puede significar un default luego de la "tierra arrasada" que dejará la pandemia del Al final dicen algunos-, todo contribuye para volver a "salir del infierno".Probablemente sin buscarlo, el ministro de Economía aviva esas pasiones. "No es que la Argentina tiene hoy acceso al mercado de crédito internacional y que luego de no poder hacer frente a los pagos de deuda que se vienen en los próximos días va a perder ese acceso. Eso no es así; la Argentina ya no tiene acceso al mercado de crédito internacional y eso seguirá pase lo que pase", Martín Guzmán.El ministro tiene razón. Aunque los principales fondos e inversores aceptaran la propuesta, el país no volverá a contar con acceso al crédito. Ya lo dijo el Fondo Monetario Internacional (FMI), hoy socio de Fernández, y lo repitieron los bonistas: antes que una deuda sostenible, la Argentina necesita un plan y reformas sustentables.El razonamiento de los más extremos tiene varias debilidades en su lógica. La primera es temporal. La pandemia no durará para siempre. La Argentina ya carece de crédito, de ahorros, de moneda. ¿Es necesario sumarle el default? Sobre todo, luego de que Guzmán se quejara el fin de semana de que el país solo podría pagar US$300 millones por la deuda en 2023 pese a que desde que Fernández asumió ya se desembolsaron US$4000 millones por ese concepto.En el corto plazo caer en default no marcaría diferencias. Pero a mediano plazo complicará aún más una economía que, según el FMI, caerá 5,7%. Luego les pondrá un techo a la recuperación y a la generación de divisas. En un país en default caen los depósitos en dólares, lo que se traduce en menos crédito para la exportación. Ningún accionista de una multinacional recomendará inversiones en un país en default. Ni la Argentina, ni sus empresas, ni sus provincias tendrán crédito internacional a un costo accesible. Esas limitaciones son claves a la hora de definir nuevas inversiones.Sin dólares, el país...

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