El debate por el burkini

En Europa se debate agitadamente sobre la conveniencia de prohibir que las mujeres musulmanas usen, en playas y piletas del Viejo Continente el llamado burkini, un traje de baño compuesto por un pantalón y una camiseta de mangas largas con capucha, que cubre el cuerpo, con excepción de la cara, las manos y los pies, como vemos en la foto.

Dicho atuendo es popular entre las mujeres que practican el Islam y que viven en Europa, con la libertad de transitar como lo desean, siguiendo únicamente las bases del respeto por los demás y sin caer en ningún tipo de discriminación.

En el propio mundo islámico, curiosamente, hay países en los que brigadas especiales de policía religiosa o moral vigilan la forma en que se visten las mujeres y castigan a quien no se ajuste al riguroso código de vestimenta imperante. En algunos hoteles, incluso, hay carteles que recuerdan a las extranjeras que deben indefectiblemente ajustar su forma de vestir a las pautas locales.

En 1957, por cuestiones de decoro, se prohibía en Italia el uso del bikini. Recientemente, en Francia, autoridades de Cannes prohibieron el uso del burkini, medida que fue luego levantada por el Consejo de Estado, pero que continúa vigente en otros municipios. Una de las razones principales que habían llevado a Cannes a tomar esa determinación se asociaba a la seguridad, tras la serie de ataques terroristas que ha padecido últimamente Francia y que fueron reivindicados por el temido grupo jihadista ISIS.

Se ensayaron otras explicaciones como la defensa de los valores locales o cuestiones de higiene, pero lo cierto es que esas cuestiones poco parecían pesar antes de que se produjeran los últimos ataques sangrientos contra la población civil francesa, entre otros países que también se enfrentan a este tipo de terrorismo.

Hubo quienes justificaban aquella prohibición en la posibilidad de que esos atuendos permitieran esconder armas o explosivos destinados a seguir sembrando la muerte y el pánico.

En Francia, así como también en el resto de Europa, la opinión se encuentra dividida. Mientras el ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, se opone a la prohibición del burkini, el primer ministro, Manuel Valls, se mostró a favor del veto a la prenda que usan las mujeres musulmanas.En palabras de Cazeneuve, una ley contra el uso del burkini sería "inconstitucional e ineficaz" y crearía "antagonismos y tensiones irreparables".

Entre la treintena de localidades costeras que mantienen la prohibición...

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