Un dato muy malo, pero nada sorpresivo y que desnuda serias fallas en la política económica

El resultado es malo, tristísimo. Pero lo que no puede ser es sorprendente. Ni para quien sepa un poco de economía ni para quien conozca un poco la historia de los indicadores socioeconómicos del país. ¿Qué otra cosa que no sea un aumento sostenido e imparable de la pobreza puede ocurrir en una economía estancada, con la creación de empleo privado paralizada hace años, con inflación alta, crecientes impuestos al trabajo, sectores productivos a los que una combinación de situación internacional desfavorable y políticas sectoriales desastrosas dejó hace tiempo sin rentabilidad? ¿Cuando los funcionarios se encargan todos los días de desincentivar la inversión y el ahorro, intervienen todas las actividades a su alcance y hasta amenazan con perseguir mediante espías y como a terroristas a quienes no acepten las inconstitucionales restricciones a las libertades individuales en materia económica?

Sorpresa fallida

Lo sorprendente hubiera sido que en un esquema semejante la pobreza siquiera se hubiera mantenido estable. Pero no hay alternativa frente a una combinación como la que la Argentina mantiene, de inflación y estancamiento aunque sea en niveles de actividad relativamente altos para algunos sectores y de ruina y desplome para otros, como el inmobiliario.

El Gobierno prefiere negar la inflación y mentir los precios de referencia para la canasta básica que las familias deben poder adquirir con sus ingresos para no ser pobres.

Hace rato que lo que el Gobierno llama "modelo" funciona mal. Que no tiene las virtudes de las que se jactaba Néstor Kirchner: ni superávit fiscal ni superávit comercial posible con más exportaciones que importaciones sin restricciones. Ni tipo de cambio flexible y competitivo. Ni aumento de la producción y de la productividad.

La pobreza vuelve así a niveles de momentos de triste recuerdo. Y muestra que nada bueno puede resultar en situaciones de alta inflación, que son críticas, como queda a la vista.

En la Argentina pareciera que si no se repite la hiperinflación de 1989, que llegó a tener registros de casi 200% en un solo mes, sobran los que no quieren creer que hay una crisis. Sobre todo en el Gobierno.

La inflación es el más injusto de los impuestos. En primer lugar, porque es una fábrica de pobres, a los que hace cada vez más pobres.

El Gobierno, en su afán de mantener una supuesta calma con la que navegar hasta las elecciones, ha recreado una cantidad de "bicicletas" financieras, que son un modo de defenderse de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR