Dar jerarquía al sello de la industria

De pronto, una tarde, la casa que utilizaban los presidentes del Jockey Club durante su estadía en el hipódromo de San Isidro mutó en aula. Las sillas ya no aparecen rodeando una mesa en el comedor sino que se multiplicaron y tomaron forma de pupitre, enfocando hacia una pared. Allí habrá próximamente un pizarrón y se dictarán clases para aspirantes a peones, vareadores, herreros y jardineros, entre otros oficios. Los cursos para jockeys y entrenadores también llegarán hasta ese lugar, que incluye un parque y una pileta, en paralelo a la avenida Márquez.La Escuela de Arte y Oficios ya es un hecho. "La intendencia les da el paraguas sobre el que van a estar protegidos", es la frase que le adjudican al intendente del municipio, Gustavo Posse, cuya presencia fue casi testimonial. "No hizo falta motivarlo cuando surgió la propuesta. Nos dijo que si había un caballo, iba a estar apoyándonos", agregaban a su alrededor. Los títulos tendrán reconocimiento provincial. A eso apuntaban los líderes de las asociaciones que firmaron el convenio.Enrique Olivera, presidente del Jockey Club, recordó que dictó clases de genética equina en la década del 70. Tiene en claro el alcance social de esta decisión. "En el club siempre hubo tradición por la enseñanza. Tenemos un compromiso con la formación, capacitación y educación de los componentes de la actividad, como primer paso para garantizar la igualdad de oportunidades", apuntó el directivo.Entre los que escuchaban explicaciones y los que tomaban apuntes estaban Héctor Libré, profesor de la escuela de aprendices, y Carlos Carabajal, que brinda los cursos para entrenadores . Están hace...

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