Daniel López Rosetti: 'La soberbia siempre es mala, pero resulta imperdonable en medicina'

Siempre intento, sea en un congreso médico, en las clases, en la televisión, en la radio, hablar simple, directo. A mis alumnos les digo: ‘Simplifiquen, hablen fácil, gánense al paciente’, cuenta el doctor Daniel López Rosetti

"Dani, si hablás así de difícil, nunca vas a curar a nadie" , le dijo Lena, su mamá, a Daniel López Rosetti, y esa fue una de las lecciones más importantes de su vida. "Una de las tantas que me dejó", dice el hombre que en aquel entonces era un estudiante y hoy es un médico capaz de hacer entender lo inentendible. "Estaba en segundo año de Medicina, estudiaba Fisiología, en casa, cuando mamá se acercó y me preguntó algo. Le respondí con palabras muy técnicas, muy científicas, muy difíciles. Era agrandado. Mi soberbia hizo que al final de explicarle, le apuntara: ‘¿Entendiste?’. En ese momento me dijo la frase que me marcó para toda la vida. Ese día, me enseñó, aunque no lo parezca, Medicina. Hablar difícil es fácil, aunque parezca que no. El gran desafío es explicar, para llegar a quien escucha. Siempre intento, sea en un congreso médico, en las clases, en la televisión, en la radio, hablar simple, directo. A mis alumnos les digo: ‘Simplifiquen, hablen fácil, gánense al paciente’. La soberbia siempre es mala, pero resulta imperdonable en Medicina".

- Imagino que no volvió a preguntar: "¿entendiste?"

- Desde aquel día que no uso esa palabra. Lo que digo es: ¿me expliqué? El entendiste no está en mi vocabulario.

"Desde el día que estalló la pandemia sabíamos que íbamos a tener un costo inmenso", analiza Rosetti

Un estresazo puso en jaque la vida misma del doctor Rosetti. La sorpresiva muerte de su padre fue un momento de quiebre. En 1999, les regaló a su mamá Lena y a su padre Logio un viaje a Europa. Nunca habían ido. Para Daniel, era una forma de abrazarlos y agradecerles el esfuerzo, aquellos años vividos en Villa Ballester, donde pasó su infancia y compartía de manera muy cercana el tiempo con su madre, ama de casa, su hermana y, de manera más distante, quizá por la época, con Logio, comerciante que vendía artículos para el hogar. Decidió sorprenderlos con el viaje y, como plus, para el regreso de ambos tener la casa familiar pintada, arregladita para darles la bienvenida. La alegría era inmensa. "Gracias hijo por toda tu generosidad", lo llamó su padre, un jueves desde un teléfono público en Sevilla. Al día siguiente, Logio murió súbitamente en el hotel. No le hicieron reanimación cardiopulmonar (RCP), lo que quizá podría haberlo salvado. "Se triplica la posibilidad de sobrevida", asegura el médico cardiólogo.

De aquel día, que aún hoy nubla los ojos del doctor, emergieron dos motores, inquietudes que lo llevaron a profundizar: la educación sobre la reanimación cardiopulmonar y el estrés . "Yo lo manejé como pude -reconoce-. Viajé a buscar el cuerpo, allí estaba mi madre. Ella lo manejó bien. Lo vivido fue una importante enseñanza sobre el estrés y sus posibles consecuencias negativas en nuestra salud".

- Usted mismo empezó a sentirse mal estando de vacaciones...

- Sí, tiempo después de la muerte de mi padre, un día de enero, en La Lucila del Mar, no me sentía nada bien y me automediqué. No funcionó. Me ausculté, siempre viajo con estetoscopio y sentí que, en el pulmón, en la base derecha, no entraba bien el aire. Fui a Mar de Ajó, era el lugar más cercano donde había un equipo de rayos para controlar. Suelo decir que, como médico, uno no tiene la tranquilidad de la ignorancia . Entonces, uno hace todos los diagnósticos diferenciales, como los que hacía Dr. House: desde neumonía, cáncer, metástasis, cosas peores, o nada. En la radiografía de tórax vi un derrame pleural. Llamé a un amigo cirujano, le dije que me iba a tener que punzar para sacar líquido y hacer una biopsia de pleura. El diagnóstico arrojo tuberculosis pleural. Inicié el tratamiento y aprendí mucho con la enfermedad.

En las redes sociales comparte recetas, firmadas y selladas con su número de matrícula, donde ofrece diferentes consejos

- ¿Usted la asocia con el estrés?

- Había sufrido y el sufrimiento tiene otro nombre: se llama estrés. El estrés tiene alarma, resistencia y agotamiento. Aguanté todo lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR