Damián de Santo: 'Los casos de violencia género hay que denunciarlos en la Justicia'

El flamante conductor de Morfi, todos a la mesa habló de todo con LA NACION

El último sábado, Damián de Santo visitó PH , el programa conducido por Andy Kusnetzoff. Cuando en la grabación previa, que muestra su llegada al canal, le preguntaron por Sol Pérez, figura mediática del momento también invitada al ciclo de Telefe, confesó que no la ubicaba: "No la tengo, me suena, la voy a conocer", dijo. Una respuesta que se convierte en la vara para medir cómo es, desde hace más de una década, la vida del actor que se encuentra radicado, con su familia, en la cordobesa localidad de Villa Giardino.

Si bien continúa activamente con su carrera, hay una parte de él que, sanamente, está desconectada de cierto pulso de la inmediatez. Aunque esa desconexión, irá mutando en un acercamiento con la noticia más cruda a partir de la nueva experiencia laboral que acaba de emprender como conductor de Morfi, todos a la mesa . "Desafío es placer, no incomodidad. Si me tiro en parapente no lo voy a hacer sin tomar clases antes", explica a LA NACIÓN, café de por medio.

El pasado lunes, a las nueve y media de la mañana, Damián debutó en reemplazo de Gerardo Rozín, quien continuará al frente de la producción general del envío diario y de la animación de la edición dominical, siempre por la pantalla de Telefe. No se trata de la primera vez en la que el actor se sumerge en el oficio de la conducción, ya lo hizo antes para señales como Infinito. Pero, nobleza obliga decirlo, no es este un debut más. Son varios los retos que debe enfrentar. A saber: insertarse en un formato que camina sobre rieles; despegarse de la figura de Rozín, pero mantener la impronta que el periodista le imprimió a su creación; apelar a una identidad propia que no modifique el estilo del programa; y, finalmente, y quizás ésta sea su mayor aventura, adentrarse en cuestiones de la actualidad urgente y sumergirse en algunas temáticas que hacen a los vaivenes del mundo del espectáculo y de la farándula. No es poco para alguien que amanece temprano mirando las sierras; se ocupa, con sus propias manos, de mantener a punto el complejo de confortables cabañas para turistas que construyó; lleva a sus hijos al colegio y le queda tiempo para gozar de un asado con amigos aún en días laborables. Para muchos sería algo así como cumplir el sueño del pibe. Lo es. "Villa Giardino es hermoso, un paraíso", dice, sin medias tintas, sobre ese rincón del Valle de Punilla en el que ve crecer a sus hijos Joaquín (16) y Camilo (11). Damián llegó al lugar en busca de paz y para que su mujer Vanina con la que está "casado en primeras nupcias", tal como vocifera orgulloso, tuviese la opción de desarrollar en un ambiente más amigable un embarazo que venía con complicaciones. "Tenía muchas pérdidas, había un cincuenta por ciento de chances de perderlo, pero llegamos a Giardino y no hubo más pérdidas. Hoy Joaquín tiene 16 años".

Desde esta semana, Damián vivirá de...

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