Débil y golpeado por escándalos, el rey Juan Carlos rinde examen a cada paso

MADRID.- Se abren las puertas y el murmullo se apaga de golpe en el Salón del Trono. El rey Juan Carlos -jacquet negro, corbata anaranjada- entra del brazo de un militar y se ayuda con una muleta en el lado derecho. Mira al frente como si contara los pasos. La reina Sofía le sigue el ritmo, con una sonrisa desprovista de convicción, profesional.Unos 110 embajadores contienen el aliento -de pie, firmes- mientrashttp://www.lanacion.com.ar/1661035-gesto-de-transparencia-del-rey-juan-carlos-en-una-semana-criticay se acerca a los cuatro leones dorados que adornan el trono, símbolos de la España imperial, que hace cuatro siglos encargó Velázquez en Roma.Aún convaleciente de sus operaciones de cadera y en la semana en que su hijahttp://www.lanacion.com.ar/1661036-la-infanta-abocada-al-entrenamiento-para-enfrentar-al-jueza Juan Carlos de Borbón le espera una prueba delicada: debe leer un discurso. Un simple discurso que entra en tres carillas, la rutina de 38 años de reinado. Pero ahora hasta las más repetitivas funciones protocolares significan un examen.¿Tiene fuerzas para seguir reinando a los 76 años, afectado en su salud y desprestigiado por los escándalos? Quiere mostrar que sí, que puede cumplir con su papel y además revertir la crisis de la monarquía.La última vez que lo intentó, hace un mes, en la Pascua Militar, pasó los 15 minutos más incómodos que recuerden quienes están a su lado. Titubeó, confundió las palabras y terminó el acto con señales de cansancio y fastidiado. Lo que debía ser un regreso triunfal no hizo más que amplificar la voz de quienes creen que debe abdicar en su hijo Felipe.Ahora el rey tiene adelante a todo el cuerpo diplomático acreditado en España. Otro papelón sería letal. Antes de la indagatoria de su hija, el jefe de Estado quiso pasar a la acción. El lunes dio una señal de transparencia y publicó por primera vez el detalle completo del presupuesto a su cargo. Dos días después toca mostrarse entero. ¿Podrá?"Su salud está bien, ya no sufre los dolores que lo martirizaban el año pasado -cuenta una persona de su máxima confianza-. No está recuperado de la cadera, pero se toma muy en serio la rehabilitación. En abril se lo verá al cien por cien."Sufre sí el "calvario" de la investigación a su hija. "Claro que lo afecta, como a cualquiera. Pero él siempre supo diferenciar lo que es ser padre y lo que es ser rey", dicen a su lado.La mano izquierda de Juan Carlos aprieta fuerte el...

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