Cumplirá cien años. Un palacio vertical y un faro en medio de la ciudad que solo puede encenderse 15 minutos por noche

Fue diseñado por el arquitecto Palanti que era, además, pintor y escultor

El Obelisco, el Palacio del Congreso, la Confitería del Molino, el edificio Kavanagh, Puerto Madero, el edificio Bencich, la torre de Interama… Todo se ve en 360° desde el faro del Palacio Barolo que, a un año de llegar a su centenario, irradia su luz todas las noches durante quince minutos, desde sus cien metros de altura. Tras cuarenta años de abandono, el aparato que anunció el resultado de la pelea entre el argentino Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey, el mismo año de su inauguración y, más tarde, el fin de la Segunda Guerra Mundial, recuperó su luz en 2010 para los festejos del Bicentenario . Hoy, además, ilumina otras construcciones emblemáticas durante acontecimientos especiales.

Obra del arquitecto Mario Palanti, bajo encargo del empresario, también italiano, Luis Barolo, el edificio que fue símbolo de adelantos y de modernidad en los días de su inauguración, en 1923 , hoy tiene también un valor documental en sí mismo, dado que sus planos están perdidos y no existe documentación que acredite las más variadas versiones que corren sobre el edificio.

Pero, ¿un faro en el centro de una ciudad? "No es un faro marítimo, que tiene una secuencia de encendido para poder identificar de noche. Esto es un proyector que ilumina un acontecimiento importante y es el remate de un edificio. Originalmente no tenía una función específica", señala el arquitecto Fernando Carral, quien llevó adelante las tareas de rescate de la vieja máquina y tiene sus propias oficinas en el Barolo. Lo cierto es que no se sabe en qué otros momentos se encendió el faro hasta que en los 60 dejó de funcionar. " No fue pensado con un objetivo. Es un elemento decorativo genial. Hay otros faros en la ciudad, también decorativos, como el del Yacht Club Argentino y la Torre Mihanovich, de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem", señala el historiador Eduardo Lazzari.

El faro del Palacio Barolo recuperó su luz en 2010,luego del trabajo del arquitecto Fernando Carral

Otro gran arquitecto italiano, Francisco Gianotti, autor de la Confitería del Molino, había proyectado un faro para coronar la galería Güemes, otra de sus obras . "En el proyecto se ve la imagen sobre Florida, con los rayos saliendo del faro. Se construyó todo para colocarlo, pero un submarino alemán torpedeó el barco que traía los bronces y todos los materiales. Yo creo que el faro está bajo el agua", se arriesga Carral.

Cuando el faro del Barolo dejó de funcionar tal vez no había tenido demasiado uso. Su funcionamiento no era una cuestión de todos los días: había que orientar los electrodos, resultando complicado de prender. No se trataba de apretar una tecla y mucho menos de programarlo desde el teléfono o la computadora. Su luz provenía de un arco voltaico, es decir, de la descarga eléctrica que se forma entre dos electrodos. "Tenía dos electrodos y saltaba una chispa eléctrica. Cuando nos dispusimos a arreglarlo, el espejo -que reflejaba la luz- estaba casi transparente", describe Carral. Si bien encender el faro con ese mecanismo no era sencillo, el trabajo valía la pena por la potente luz que emitía, que era mayor a la que hoy consigue la lámpara colocada en el proceso de puesta a punto hace una década atrás.

Antes de encarar los trabajos de recuperación, en 2009, era una incógnita el estado en el que se encontraría el aparato. No se conocía tampoco cuál era la mecánica de su funcionamiento , de modo que fue un desafío y...

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