Cumbre del Clima: un avance tibio

Casi inadvertida pasó en los medios la Cumbre del Clima de Katowice, Polonia (COP24). Como ha ocurrido en casi todas estas cumbres los analistas se dividen entre optimistas, que entienden que se ha avanzado en las negociaciones, y quienes aseguran rotundamente que la conferencia fue un fracaso. Estas multitudinarias reuniones con unos 300.000 participantes representando a 200 países, cuyos acuerdos deben ser aceptados por unanimidad, dan lugar para que ambas consideraciones puedan ser simultáneamente ciertas. También se acepta mayoritariamente que las decisiones importantes se puedan posponer para las siguientes cumbres.De esta conferencia en particular se esperaban, principalmente, dos resultados: un reglamento para aplicar el Acuerdo de París a partir de 2020 y una declaración que integrara las conclusiones del último informe del panel intergubernamental de expertos en cambio climático (IPCC) de la ONU, que alertaba acerca de la necesidad de acometer acciones "urgentes y sin precedente" para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados.El Acuerdo de París de 2015 fijó como objetivo mantener el incremento de la temperatura media mundial "muy por debajo de 2 grados con respecto a los niveles preindustriales" y resaltó la necesidad de "proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados".Quienes concurrieron a trabajar a favor del planeta encontraron, como es usual, no pocas contradicciones. En el discurso inaugural el propio presidente polaco, Andrzej Duda, defendió la importancia del carbón en la economía de su país, aseguró que su uso no está en conflicto con la necesidad de combatir el cambio climático y culminó afirmando que "es importante que la transición a una economía con bajas emisiones no represente una amenaza para la seguridad económica de regiones como esta".Mucho más afortunado, hubiera sido recordar que el flamante premio Nobel de Economía, William Nordhaus, galardonado por su modelo sobre el impacto económico del cambio climático, asegura que el costo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero oscilaría entre el 1% y el 2% de la renta mundial. Algo que apenas supera lo que afirmó su colega Nicholas Stern en el histórico informe sobre la economía del cambio climático, donde se estimaba una inversión requerida equivalente al 1% del PBI mundial y se advertía que, de no concretarse, el mundo se expondría a una recesión cercana al 20% de ese PBI. Estados Unidos, Rusia...

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