Una cuestión de actitud

Si el primer partido con Arsenal en Sarandí fue tomado como una final y empezó a contramano del plan de Boca, el de ayer no iba a ser más sencillo. Después de esperar un tiempo para volver a sentirse fuerte, después de la expulsión de Leandro Somoza que alteró sus planes, el duro choque con el conjunto de Gustavo Alfaro parece que tenía reservado el final esperado. Un triunfo por 2-0 provisto de esfuerzos individuales, de entrega, de actitud... La victoria le permitió al conjunto de Julio César Falcioni ubicarse cómodo en el 2° lugar en el Grupo 4 de la Copa Libertadores, en el que suma siete puntos y quedó a cuatro de su rival de anoche, y a un paso de la clasificación.La ausencia de cambio de ritmo condicionó a los locales en todo el primer tiempo. Porque le restó conexión, y aunque siempre intentaron progresar en la cancha, casi nunca le agregaron prolijidad y agresividad a su propuesta. Salvo ante un esporádico desborde de Mouche, la única situación de riesgo en el primer tiempo para Boca, el arco defendido por Campestrini sufrió poco. ¿Las causas? Un funcionamiento demasiado tibio, sin desequilibrio, sin quiebre entre líneas y, como si fuera poco, en un equipo muy largo en el campo de juego.Puede decirse que Arsenal le dio prioridad a un esquema equilibrado, sin asumir riesgos excesivos y con la prioridad de tapar bien el juego por las bandas, algo que obligaba a Boca a excederse en el juego por el centro para intentar conectar con Riquelme y a insistir con pelotazos cruzados sin destino preciso. Apoyados en esta disposición estratégica, en el primer tiempo los dirigidos por Alfaro se mostraron más firmes a la hora de avanzar en el campo rival, y estuvieron más cerca del gol que su rival en el primer capítulo. Arsenal casi llega al gol a través del juego aéreo y con un remate de Espinoza que rozó el palo derecho de Orion.Y ello sucedió porque este Boca se dejó estar, perdió un tiempo y encima se fue al descanso con un jugador menos por la expulsión de Somoza, que vio la roja por doble amonestación -la segunda un tanto exagerada-. En esos minutos finales, con Erviti como volante central y Mouche como volante por la izquierda, el conjunto xeneize controló mejor la pelota que en los minutos anteriores.En la segunda etapa, se sabía, Boca debía generar un cambio de actitud; de lo contrario, conseguir tranquilidad en pos de la clasificación sería una misión...

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