Un cuerpo que ha sabido superar los embates de la grieta

Por Oscar Oszlak y Mercedes Rivolta

El Cuerpo de Administradores Gubernamentales (CAG) argentino fue creado por Alfonsín en 1984. Hasta entonces, gobiernos militares y civiles habían transformado los principales cargos públicos gerenciales en coto de caza de regímenes veleidosos y efímeros. Desde principios de la década del 40, la duración promedio en el cargo de ministros, gobernadores y secretarios de Estado había sido de aproximadamente un año. La rotación en los cargos superiores de la administración pública se producía a velocidad equivalente. A la gerencia profesional en el sector público le había sido negada, hasta la creación del CAG, la oportunidad de echar raíces en la práctica administrativa. Al ubicar a jóvenes profesionales altamente entrenados y motivados en posiciones claves del gobierno, se diseminaría a través de la burocracia una nueva camada de gerentes públicos, una masa crítica de expertos y numerosos puntos desde los cuales podrían difundirse nuevos patrones culturales .

El CAG se inspiró en la École Nationale d'Administration francesa, creada por De Gaulle en 1945. De la ENA egresaron muchos de los presidentes de ese país (Hollande, Chirac, Macron), primeros ministros y altos funcionarios. Como Francia, donde la escuela surgió durante la reconstrucción que siguió a la Segunda Guerra Mundial, la Argentina adoptó este proyecto en momentos en que se enfrentaba una profunda crisis económica y un difícil retorno a la democracia. El gobierno radical había encontrado una burocracia desmoralizada, caracterizada por una evasión general de responsabilidades.

Los integrantes del CAG fueron reclutados a través de un sistema estricto y competitivo, seguido de un proceso de selección complejo y un programa de formación especializado. Miles de aspirantes se presentaron para cubrir decenas de puestos en las cuatro cohortes que llegó a tener el Cuerpo. Los AG fueron destinados a diversos puestos de coordinación, asesoramiento o conducción dentro de la administración pública. La intención de Alfonsín era que el CAG llegara a sumar 1000 integrantes y se convirtiera en un cuerpo gerencial del máximo nivel, que asumiría la responsabilidad de la alta gerencia pública con un sentido que priorizaría la calidad profesional de la gestión por sobre cualquier adhesión partidaria. El Cuerpo, que llegó a sumar poco más de 200 administradores antes de ser cerrado a futuros integrantes por el gobierno de Menem, terminó conformando un elenco...

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