La cuenta que Martín Guzmán no está haciendo

Un día de 1988, de pronto, como salidos de la nada, 43 hombres desnudos emergieron desde el corazón de la Amazonía, en Colombia, y atravesaron las puertas de la selva hacia la llamada civilización. Era un grupo de aborígenes de la tribu Nukak Makú, la última tribu nómada de esa región. Fue la primera vez que el mundo supo de su existencia.

Los Nukak vivían de la caza y de la recolección. El comercio no era parte de sus hábitos. No ahorraban víveres pensando en el futuro. El aprovisionamiento de alimentos estaba atado al corto plazo. Y una consecuencia interesantísima de este modus vivendi: los Nukak carecían del concepto de moneda y, también, de la noción de futuro.

Así lo cuenta el historiador británico Niall Ferguson en "El ascenso del dinero. Una historia financiera del mundo", un libro lleno de ideas potentes publicado en 2008 y reeditado en 2018.

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"Time is money", "el tiempo es dinero" es hoy un viejo refrán con larga historia, lo sabemos. Benjamin Franklin lo hizo propio y terminó de darle forma en Consejos para un joven comerciante, su libro de 1748.

Tiempo y dinero, dos conceptos entrelazados de manera definitoria en muchos sentidos. En el dinero como fuerza de trabajo comoditizada, es decir, la hora de trabajo convertida en un producto con precio. En la inflación, cuando la velocidad de circulación del dinero, sacarse los pesos de encima lo más rápido posible, lo devalúa. O en la conveniencia de tener el dinero contante y sonante en el presente, para poder reinvertirlo y generar desde ya una tasa de interés. En la idea de ahorro, también se cruzan el dinero y el tiempo.

Guzmán y la maquinita del tiempo

El problema del tiempo sobrevuela el problema argentino. Los argentinos lo sabemos: la percepción del tiempo, que siempre se escurre y la urgencia se impone, está atada a las crisis económicas, las inflaciones recurrentes y la pérdida rápida de valor del dinero. El futuro parece no existir en la Argentina de la inestabilidad y el presente continuo.

Circula una frase que ya se convirtió casi en dicho popular, que resume esto impecablemente: "La Argentina es un país donde, si te vas de viaje veinte días, al volver cambió todo, y si te vas de viaje veinte años, al volver no cambió nada".

El cruce entre la noción de tiempo, sobre todo de futuro y de dinero adquiere particular vigencia en la Argentina esta semana, con la reestructuración de la deuda en dólares bajo legislación extranjera alcanzada por el oficialismo, de la mano del ministro de Economía Martín Guzmán. Fue sobre todo el acortamiento de plazos, es decir, acortar el futuro, lo que permitió el acercamiento de la propuesta del Gobierno y la de los bonistas con deuda en dólares.

El sociólogo y especialista en relaciones económicas internacionales Federico Zinni lo sintetizó bien en Twitter: "Acortar los plazos es una forma de modificar el monto. Lo que pagás se mide en términos de plazo, interés y capital. El tiempo es dinero". Lo desarrolló luego en un artículo en El Canciller: "Pagar antes sigue siendo pagar más".

Postergar o patear para adelante un pago, el de la deuda, que de hacerse...

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