Cuatro estrategias para atravesar la crisis

Hoy es lunes y, como todos los días laborables, millones de argentinos se levantan temprano para ir a sus trabajos. Muchos con decepción, otros con preocupación e incertidumbre. Algunos, manteniendo aún la esperanza y las expectativas positivas. Los industriales amanecen para poner en marcha sus fábricas; los comerciantes, para abrir sus locales, y quienes trabajan en el campo, para controlar la evolución de sus cultivos. El futuro del país, y especialmente el de aquellos que padecen la falta de trabajo y la pobreza, necesita imperiosamente que, aun con todas las dificultades que estamos enfrentando, esta red de millones de voluntades y esfuerzos continúe movilizándose.

¿Dónde quedamos parados luego de tantos avatares? ¿A qué se parecerá finalmente este inesperado 2018?

Es probable que, de no mediar nuevos eventos disruptivos, de los que ya hemos tenido una sobredosis, 2018 termine teniendo ciertas características de 2009 (origen multicausal de la crisis: sequía, mundo y local), otras de 2014 (aun con cepo, devaluación del 31%, dólar de $6,55 a $8,58 y caída del 2,6% del PBI), algunas de 2016 (fuerte caída del poder adquisitivo de 7 puntos, alta inflación, contracción del 4% en consumo masivo y caída del 1,9% del PBI) y rasgos de identidad propios. Sobre todo, velocidad y vértigo. Economía que cae del +3% proyectado al -2% actual, dólar de $18,72 el 2 de enero a $38 el viernes, +103%.

En esta coyuntura, el Estado tiene un rol determinante en, por lo menos, dos frentes críticos: la ayuda y contención social y el desafío de volver a equilibrar la macroeconomía.

Lo que no puede eludirse es que la mayor o menor velocidad y la mejor o peor forma como salgamos de acá dependerán de lo que haga el sector privado.

Si de algo sabemos los argentinos es de crisis. Procesamos los cambios y volvemos a arrancar. Lo hicimos muchas veces en la historia. ¿Por qué no lo haríamos esta vez? Si caemos en el "no se vende nada", se obturan el pensamiento y la capacidad de vislumbrar algún espacio de acción posible.

Obviamente, es cierto que "se vende menos que antes" y "mucho menos de lo previsto". Los primeros datos de agosto muestran que las ventas de autos cayeron 25%; las de motos, 30%; las de camiones, 36%; las de insumos para la construcción privada, 12%, y los créditos hipotecarios, 60 por ciento.

Los datos cantan

Quizás es menos obvio, pero es falso que "no se vende nada". También lo demuestran los datos. En el segundo trimestre de 2018, en plena corrida...

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