Cuarentena de superacción: diez títulos a pura adrenalina para volver a ver

Punto límite, con Keanu Reeves y Patrick Swayze, un clásico de Kathryn Bigelow

En esa trampa que supone la categorización del cine por géneros (se sabe que ninguna película responde a uno solo) el caso del "cine de acción" es uno de los más escurridizos. A nivel conceptual, no tan abstracto, todas las películas tienen "acción", pero hay ciertos rasgos narrativos que parecen nuclear ciertas historias bajo este rótulo. Lo primero es saber que proponen un contrato de lectura que, muchas veces, tiene que ver más con la fantasía que con la "realidad". Puede explotar una bomba a un metro de distancia del héroe, que éste seguirá caminando como si nada (en la vida real, como en Vivir al límite , de Kathryn Bigelow, lo que mata es la onda expansiva). No es inverosímil que ninguno de los terroristas que intentan acabar con John McClane, en Duro de matar , tenga buena puntería: es el contrato de lectura para quienes saben las convenciones del género.

Kung-Fusión (2004)

La Pandilla del Hacha, un montón de mafiosos vestidos con trajes, amenaza a los residentes de un pueblo de bajos recursos. En el momento de mayor tensión, tres aldeanos se descubren como maestros marciales y empiezan, con puños y elementos decorativos de las tiendas, a cargarse a decenas de villanos. La secuencia resume el espíritu de la película que oscila entre la fantasía y la comedia todo el tiempo: hay carreras que parecen calcadas de un episodio de Looney Tunes, y enemigos que pelean usando el chi como si se tratara de algún animé japonés. El cine de artes marciales es todo un subgénero en sí mismo desde que Bruce Lee lo popularizó a nivel internacional con Operación Dragón, en 1973 . Pero Stephen Chow (que venía del éxito de Shaolin Soccer, una película sobre fútbol y kung-fu) se anima a ir un paso más allá y contar una historia ficticia local, que transcurre en Shanghai en 1930, subvirtiendo las expectativas de una audiencia cosmopolita que conoce al wuxia pian a través del cine antes que de la literatura milenaria. La película no esconde los efectos visuales por computadora, que para esa época ya eran evidentes en las secuelas de Matrix , sino que los usa como recursos humorísticos, mezclados con movimientos (im)posibles filmados en locaciones reales. Tampoco desconoce su historia: Yuen Wah, el actor que interpreta al malo, era el doble de riesgo de Bruce Lee. Disponible en Netflix

El perfecto asesino (1994)

Mucho antes de que Búsqueda implacable confirmara que Hollywood no tenía el monopolio de los directores que saben dirigir acción, llegó Luc Besson con El perfecto asesino , la historia de una chica de doce años que, luego de perder a toda su familia, se convierte en la protegida de un asesino profesional. Es otra película de parejas desparejas, pero la gracia está en la relación que establecen entre los dos: Mathilda se enamora del asesino frío, emocionalmente reprimido y recio, que no sabe muy bien cómo lidiar con la situación. En esta fábula que...

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