¿Cuáles son los verdaderos números del coronavirus y qué indican sobre el futuro de la pandemia en la Argentina?

Pocos países pueden adjudicarse el éxito total ante el coronavirus , y menos aún pueden hacerlo cuando por delante está el fantasma de los rebrotes y de una recesión económica que, como la pandemia , aún no reveló su verdadera dimensión . Ningún país tiene la receta perfecta para enfrentar al gran mal de 2020. No hay una en particular; la canasta de variables es tan grande y sensible que, al cambiar una sola de ellas, el impacto del virus puede pasar de ser aceptable a ser catastrófico. Pero en esa fórmula mágica y aún no descubierta hay un ingrediente que sí se insinúa siempre necesario y hasta excluyente: la precisión de los números, indispensable para construir el mapa real de la pandemia y no navegarlo a ciegas y para medir la efectividad de las políticas aplicadas para contenerla o suprimirla.

En su evaluación sobre los posibles escenarios pospandemia de un país, la consultora de riesgo Eurasia enumera las variables que influyen en el resultado: la infraestructura sanitaria ; la capacidad política del gobierno; el alcance de sus planes de asistencia y estímulo; los recursos económicos y la eficiencia del Estado; la cohesión y el comportamiento de la sociedad; la gestión de sus expectativas y su confianza en las elites políticas, económicas y científicas.

La familia argentina que quedó varada por el coronavirus en España y decidió no volver

Igualmente crítica en el resultado es la calidad de los datos epidemiológicos; es determinante no solo para radiografiar el avance del virus y anticipar su recorrido sino también para saber cómo y cuándo flexibilizar las restricciones sociales, para rehabilitar la economía pese a los rebrotes, para reabrir los colegios y universidades y para proyectar cómo y a quién aplicar una eventual vacuna.

La relevancia de determinados números crece en función del estadio de la pandemia. En las etapas iniciales del brote, el número sobre cuánto y cómo se testea y cuánta es su positividad es decisivo para medir el alcance del virus mientras que, una vez que la pandemia avanzó en su crecimiento exponencial, el dato sobre cuánto tardan esas pruebas en ser procesadas es fundamental para el rastreo y aislamiento de los contactos de un contagio .

Hay, sin embargo, un número indispensable para medir la virulencia y letalidad del coronavirus, en cualquier fase, que parece simple de obtener y no lo es: la cifra real de muertes y contagios. Una observación de los números reales estimados arroja buenas señales y llamados de atención para la Argentina.

¿Cuántos se contagiaron y cuántos murieron?

Junto con otras palabras que apenas conocíamos hace un año quienes no somos científicos -como inmunidad de rebaño, tasa de reproducción (R0) y, sobre todo, coronavirus-, subreporte es un vocablo en auge. Todos los virus dejan una huella de infección sin medir, por varias razones; en el caso del coronavirus esas causas son múltiples, entre ellas está, fundamentalmente, la enorme cantidad de enfermos asintomáticos y leves que produce y la insuficiente capacidad de testeo que tiene la gran mayoría de países.

Para solucionar el interrogante que deja el subreporte y que oscurece la radiografía del estado de una pandemia en un país, la epidemiología apela a un factor de corrección, que se aplica no solo con el Covid-19 si no también con otras enfermedades contagiosas y que surge del examen de la diferencia entre las infecciones confirmadas y la seroprevalencia en una muestra determinada. Para definir con más precisión el número de decesos, los especialistas calculan la mortalidad excesiva, es...

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