Cruelty free: cómo se reconstruyen partes humanas en el laboratorio para testear productos sin dañar a los animales

María Laura Gutiérrez en el Laboratorio de Métodos Alternativos al Uso de Animales

"Los conejos están en unas cajas que los inmovilizan por el cuello (muchos se lo rompen intentando escapar). No se usan analgésicos y pocas veces anestesia. Los párpados son sujetados con clips. La prueba puede durar entre 7 y 18 días, hasta que el ojo del animal se vuelve una masa irritada y dolorosa", cuenta la Asociación Nacional de Animales con Derechos y Libertad , una ONG española.

¿Quién no se ha horrorizado al menos una vez frente a escenas como éstas? Sin embargo, hasta 2013, en todo el mundo, los productos cosméticos, de limpieza, industriales y de uso médico se testeaban en animales de laboratorio ; básicamente, conejos, cobayos, ratas y ratones. Pero ese año la Unión Europea prohibió esos tests para cosméticos e ingredientes cosméticos . Y poco después se sumó la agencia reguladora de medicamentos y alimentos de los Estados Unidos, la FDA, por su sigla en inglés.

Muestras de piel humana reconstruida para testear productos cosméticos

En su lugar, se utilizan células o partes humanas y/o de animales, que permiten que el producto aprobado luzca la deseada etiqueta cruelty free (libre de crueldad), que hoy exigen cada vez más consumidores y es condición para comercializar estos artículos en Europa y en algunos estados de EE.UU.

Laboratorio

En nuestro país no existen leyes que limiten experimentar con animales. Pero hay vientos de cambio y con ese espíritu es que desde 2015 funciona el Laboratorio de Métodos Alternativos al Uso de Animales (LMA), que depende del Conicet, y tiene su sede en el noveno piso de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el Instituto de Farmacología.

Al frente del LMA está María Laura Gutiérrez, una joven doctora en biología de poco más de 40 años, oriunda de Santo Tomé (Santa Fe), que desde muy chica amó a los animales, especialmente a los perros, dice, mientras reconoce que todavía hoy se utilizan, acá en el país, perros Beagle para algunos ensayos de la industria farmacéutica.

Este laboratorio nació, podría decirse, de una contradicción. "Sus orígenes se remontan a la creación del laboratorio de Ensayos Biológicos con Animales de Laboratorio (EBAL), en 2012 -explica la bióloga-, para desarrollar la industria farmacéutica nacional a través de ensayos preclínicos, que debían ser en animales, pero bajo la idea de ‘las 3 R’: reducción, refinamiento y reemplazo. Así llegó la posibilidad de reemplazar...

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