El crónico malestar de la sociedad argentina

El consumo de carne, uno de los productos emblema para los argentinos, no para de caer: está en 47 kilos per cápita, el nivel más bajo de la historia

Asistimos a un hecho extraño. El verano registró una de las mejores temporadas turísticas de las últimas décadas. La economía creció 10%. El dólar libre se mantuvo estable -el 23 de octubre de 2020 había llegado a cotizar a $195 y hoy cuesta alrededor de $200-. La tasa de desempleo se redujo hasta el 8,2%, luego de haber tocado el 13%. Las ventas en shopping centers crecieron 70% en el año y las de restaurantes y hoteles, 21%, ambos entre los sectores más golpeados por la pandemia y la cuarentena.

Tal como se preveía, en cuanto pudo, la gente salió desesperada del largo encierro dispuesta a vivir la vida. Sin embargo, se manifiesta entre los argentinos, y de manera explícita, un profuso, denso y creciente malestar. Es un contrasentido. ¿Lo es?

En nuestro último relevamiento cualitativo del humor social realizado con focus groups al promediar el verano, cuando históricamente el estado de ánimo tiende a mejorar, nos encontramos con una sociedad opaca. Al hacer el balance de los dos años que venían de vivir, la conclusión fue abrumadora: resultaron insoportables. Ese unitiempo dentro del hábitat viral, como lo definió Sil Almada , de Almatrends Lab , donde se desarticuló la cronología, solo dejó un hastío que corre el riesgo de volverse crónico.

Se expresa con un profundo desgano, una falta de entusiasmo y una incapacidad para proyectar el futuro que asombran. A lo que se suma una calle que se percibe violenta y que raspa hasta el límite de lo filoso. Hay que andar con la guardia en alto y nervios de acero. Una actitud diferente sería riesgosa.

En este entorno que se juzga opresivo, de cara al futuro próximo todo es incertidumbre. Lo único previsible es que nada será mejor durante 2022 . ¿Cómo se explica semejante desazón cuando las evidencias demuestran que efectivamente la situación ha mejorado?

Una de las explicaciones más obvias emerge cuando revisamos algunas otras cifras. Tres datos que nos pueden ayudar a explicar lo aparentemente inexplicable .

El primero es que si bien el consumo masivo se recuperó en el segundo semestre del año pasado, cuando analizamos el período anual completo las ventas en supermercados y autoservicios cayeron 2%, de acuerdo con la información de Scentia. Y los productos más básicos -azúcar, aceite, arroz, harinas, fideos, latas de tomates-, que tienen un peso...

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