Fábulas y crónicas del león

Flavio Cianciarulo cuenta su historia en formato magazine pop cultural, mezclando mariachis, ska-pop, tango-metal, madres digitales y padres satánicos. Lo acaba de hacer en un libro autobiográfico sobre la gira reunión de Los Fabulosos Cadillacs que se editó en México antes que en la Argentina, pero también lo hace a diario en su blog, al igual que lo hacía unos años atrás en una radio. Lo cuenta todo así de corrido. Escribe así, habla así y, también, toca, compone, sueña y pasea en el Río de la Plata sobre su tabla de surf a remo así.Militante de la inmadurez e incansable trabajador del arte, el bajista de Los Cadillacs acaba de tocar con su banda de viejos amigos en el festival de rock mexicano más importante –como cabeza de cartel por sobre bandas como Blur–; aprovechó esos días para visitar familiares en Monterrey y hacerse de unos cuantos ejemplares de su diario de ruta, bautizado Crónicas del león, y volvió a Buenos Aires para grabar junto con su último proyecto musical: De la Tierra, un grupo de "reducidores de cabezas", integrado por el guitarrista de Sepultura, Andreas Kisser; el baterista de Maná, Axel, y Andrés Giménez. Pero nunca parece suficiente. Promete un nuevo disco solista para antes de fin de año, sueña con una ópera rock escrita junto con Vicentico, confirma un show de los Cadillacs en Buenos Aires para septiembre y, dos días después de esta entrevista, escribe un mail: "Acabo de terminar, entre grabaciones, mi último libro inédito: Surfer Calavera y otros cuentos de misterio. Abrazo"."Tengo la computadora llena de textos. Te diría que hoy escribo más de lo que toco. Antes estaba todo el día tocando el bajo, ensayando, jugando. Hoy en día ese tiempo lo ocupó para escribir, me hace bien y me gusta. Siempre me provocó placer tocar a deshoras o estudiar o practicar, ahora eso me lo da escribir. Aunque no tenga técnica, me gusta quitarle solemnidad al asunto. Soy un antiintelectual. Y soy tremendamente inmaduro", dice, y se ríe el Señor Flavio. "La inmadurez es el don más preciado. ¡No maduren! ¡Es una trampa!"-¿Ser inmaduro fue importante en tu carrera?-Es un don que tiene un costo. Pero todo en la vida tiene su costo. Yo creo que uno madura inexorablemente, pero me encanta eso que tiene por ahí algo como el skateboarding . Me gusta escaparme de mis responsabilidades como músico. A veces estoy en un ensayo o lo que sea y digo que tengo una reunión y me vengo al río a surfear con el remo o a andar en patineta. Sé que está mal mentir, pero...

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